Los empresarios de los comercios de 24 horas prevén pérdidas de al menos el 50 % por la nueva medida. | Jaume Morey

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Los minimarkets 24 horas son el ágora de los que buscan diversión a cualquier hora de la jornada, la madriguera donde los adeptos encuentran lo que necesitan. Lo que sea. Lo cierto es que este sector, emplazado en zonas turísticas clave y con movimiento nocturno, no tiene claro su futuro.

O es así como lo ven tras conocer –algunos, porque otros todavía andaban despistados el jueves– la decisión del Govern de prohibir desde hoy la venta de alcohol en todos los comercios y gasolineras a partir de las 22.00 horas hasta, al menos, el 24 de julio. «¿Y qué vamos a vender? ¿Leche?», se quejan.

Pérdidas del 50 %

Los minimercados que abren a altas horas de la noche pronostican pérdidas del 50 % este mes. Aunque el verano ha comenzado fuerte para estos locales, han sido señalados por vender alcohol a grupos de jóvenes, y menores, que buscan botellón a cualquier precio. Elena Ivanova, sin embargo, no se mostró el jueves pasado aludida y dijo: «Esos no son los clientes que tenemos aquí». Regenta desde hace más de 20 años un modesto 24 horas en Cala Major. Su público se concentra sobre todo de noche. A esta noticia reaccionó de tal manera que se cuestionó: «Si no podemos vender alcohol desde las 22.00 horas, ¿qué venderemos?». Soltó una carcajada por no llorar. Y es que Elena estaba a punto de contratar a un chico para el horario nocturno. «Si esto es así, ahora no podré contratarlo».

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«Nos quieren joder»

Hacía pocas horas que la nueva restricción corrió como la pólvora por Internet, pero no le llegó a Ángel Peev, propietario de otro minimarket de Cala Major. Se echó las manos a la cabeza cuando lo supo: «Pero este gobierno no ayuda, solo quiere joder». Sucumbió a las palabras de Elena cuando fue preguntado por los botellones. «Aquí no hay botellones. Los chavales irán antes a un Mercadona que aquí, donde es más caro. No tiene sentido lo del Govern», opinó.

Enfadados, preocupados y perdidos

Los comercios que abastecen bebida en las inmediaciones del Marítim compartieron opiniones muy dispersas. El propietario del minimarket pegado al Hotel Palma Bellver apenas opinó sobre esta nueva prohibición. Sacó sobre la mesa, con furia, multas y documentos policiales por su implicación con el macrobrote de los estudiantes confinados en ese establecimiento. Culpó a este país y a sus ciudadanos por su condena. En la calle Monsenyor Palmer, Félix trabaja en uno de los tres minimarket abiertos hasta las 02.00 horas. Dijo que escuchó lo que sucedió en ese hotel pero que estos locales no se implicaron en el asunto. «Nosotros vendemos sobre todo cervezas a turistas y siempre pedimos el DNI. Que ahora no podamos vender desde las 22.00 horas, es un problema. Dejaré de ganar la mitad». Otros propietarios ni sabían esto. Justo el vecino de Félix, un hombre extranjero, hizo ademán de entender que desde hoy no podrá vender alcohol desde las diez. Así que cogió un cuaderno donde tenía apuntado No alcohol from 00.00h, tachó esa hora y puso 22.00. Con una sonrisa, asumió la normativa y no opinó nada más.

Kulsyma Aktear reconoció por teléfono que la decisión «la respeto pero no arregla el problema de los contagios». Su local, del tipo 24 horas, dice, tiene clientes durante el día y la noche, pero no es un público de botellón. «Si en julio no podré vender alcohol desde las diez, solo tendré gastos», lamentó. El anuncio ha dejado una sensación más agria que dulce. El sector defiende que es «injusto», y que solo les insta al cierre definitivo.