Imagen del exterior de la residencia Oms con las ventanas abiertas. | Jaume Morey

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Los familiares de los usuarios de la Residencia Oms explotan ante el IMAS porque sigue sin arreglarse el aire acondicionado del centro desde hace más de un año y medio.

El pasado 3 de junio enviaron un correo electrónico a varios responsables de la institución reclamando el arreglo cuyo presupuesto se aprobó el pasado mes de octubre y «evidentemente no se ha hecho», dicen.

La hija, y tutora legal, de una de las residentes ha explicado a este periódico que «la habitación de mi madre es un horno. Ella está con la cara desencajada de la deshidratación», se queja.

En la misiva, además, recuerdan que ya «el verano pasado los residentes lo pasaron fatal», y alertan de que pudieron darse episodios de golpes de calor. Ahora, al inicio de un nuevo verano, «no podemos más», dicen.

Sin embargo, también aceptan que se trabaja para su arreglo. «No nos cabe duda que a ustedes les preocupa casi como a nosotros el bienestar y la salud de nuestros familiares».
Y es que la respuesta llegó once días después, cuando la directora insular d’Atenció Sociosanitària, Sofía Alonso, se disculpó por la falta de información «respecto a este tema», una de sus «prioridades».

La explicación de la responsable del área era que se trata de un contrato de obra muy complejo que ha requerido una gestión y tramitación fuera de lo habitual.

El aire acondicionado de la residencia se estropeó a finales de 2019 sin posibilidad de reparación, por lo que una vez estudiada la avería se determinó que debe cambiarse todo el aparato. En total el gasto ascendía a unos 200.000 euros que se tuvieron que presupuestar el año 2020 y así poder iniciar el contrato.

Sin embargo, 2020 llegó con un imprevisto estado de alarma que paralizó todos los trámites administrativos y que alteró las prioridades de actuación en las residencias de mayores. Aún así, según Alonso, «se siguió con la tramitación en la medida de lo posible».
En la actualidad se ha procedido a solicitar la documentación por la que se permitirán realizar las obras. «Nuestra intención era poder contratar antes de finalizar 2020, pero la complejidad más la pandemia nos lo impidieron», explica.

Y con la llegada de la primera ola de calor la semana pasada, todavía no es posible tener una fecha exacta para el inicio de las obras, si bien se prevé que sea en un plazo de un mes y tenga una duración de otros cuatro meses.

Para paliar los efectos del verano, que vuelve a intuirse duro, el año pasado ya compraron ventiladores para cada habitación y se pusieron vinilos en las ventanas con el objeto de filtrar la luz solar y rebajar la temperatura. Además se reubicó a buena parte de los residentes y el centro de día.

Los familiares de los usuarios lamentan que la respuesta del IMAS no fuera la del director del centro a quien se interpelaba, y creen que Alonso «se limita a enumerar los muchos trámites que se están llevando a cabo que, por cierto, resultan estar en el mismo punto que en enero de 2020», aseguran.

Denuncian otro tipo de deficiencias

Los familiares de usuarios de la residencia Oms denuncian otras deficiencias de gestión como los dos ascensores que, dicen, estuvieron meses averiados; que la sala común no tuviera televisión; o que una ventana estuviera sin cristal todo el invierno.