Jordi Mora ha dado apoyo a las restricciones aprobadas por el Govern pese a su complejidad. | Jaume Morey

TW
7

Jordi Mora (Arenys de Mar, 1975) fue elegido presidente de la federación de la pequeña y la mediana empresa de Mallorca (PIMEM) en noviembre de 2016. En diciembre de 2020 fue reelegido para un segundo mandato y ostenta, además, la presidenta de PIME Balears. Es uno de los impulsores y vicepresidente de la recién creada patronal estatal CONPYMES.

El pasado jueves conocimos que Baleares seguirá en el semáforo ámbar del Reino Unido, ¿qué supone para las Islas?

—Es un golpe duro a la temporada turística. El mercado británico es el segundo mercado emisor más importante que., además, llega a las cuatro Islas. Provocará que la temporada empiece más tarde y retrasará también la apertura de negocios y la desafección de trabajadores de los ERTE.

¿Tiene la sensación que las restricciones que ha aprobado el Govern y que han contado con el apoyo de PIMEM han sido en balde?

—Creo que han servido, pero es una decepción. Han servido porque podemos reactivar el resto de mercados turísticos, pero no podemos controlar lo que no está en nuestras manos. En este caso han influido otro tipo de decisiones, pues Reino Unido está fuera de la Unión Europea y tiene unos intereses propios contra los que poco podemos hacer. En Baleares hemos hecho los deberes, pero han pesado más otras decisiones más allá de las sanitarias.

En el último medio año se han aprobado restricciones muy duras que han contado con su apoyo. ¿Lo han entendido sus asociados?

—Ha sido muy duro y ha habido mucho debate interno dentro de la organización, pero creo que en una gran mayoría se ha entendido. Tener que explicar a las empresas que ya pierden dinero que hay que apoyar las restricciones ha sido muy complicado, pero creo que al final ha primado el objetivo general de economía y sociedad. Como presidente de PIME Balears, creo que hemos actuado con responsabilidad.

¿Cuál ha sido el principal problema de las pymes y en qué situación se encuentran a día de hoy?

—Han tenido una caída brutal de la facturación que ha comportado graves problemas de tesorería. Los trabajadores han tenido una cobertura social a la que hemos dado apoyo, pero en el mundo empresarial no ha sido así. Las empresas han pasado más de un año sin ayudas mientras han tenido que seguir pagando facturas. El problema ha sido subsistir sin ayudas y la única forma para aguantar ha sido endeudarse vía ICO. Ahora, aunque tarde, a través de los 855 millones del Estado llega la primera inyección real. Si somos capaces de juntar la reactivación turística y la llegada de estas ayudas, conseguiremos la reactivación económica.

Pero ha habido ayudas de las administraciones de Baleares...

—Sí, pero testimoniales. No ha sido una ayuda real. Es mejor que nada, pero 1.500 euros a un restaurante no le sirven de mucho.

¿Ha sido muy grande la destrucción empresarial?

—Se han destruido muchas. Y es más, diría que casi exclusivamente pymes y micropymes. Hasta ahora solo se han presentado concursos de acreedores voluntarios porque el Estado ha suspendido la obligación de presentar concurso hasta final de año. Somos incapaces de medir la magnitud de esta destrucción hasta el primer trimestre del año que viene. Lo que es seguro es que se seguirán destruyendo empresas y las que superen la crisis, que serán muchas, estarán endeudadas.

¿Se atreve a dar una fecha para la recuperación?

—A finales de 2022 tendríamos que haber recuperado la actividad. Eso sí, las empresas que lleguen a esa fecha lo harán endeudados.

En Baleares forman parte de la Mesa de Diálogo Social, pero no en el Estado, motivo por el que han creado la patronal CONPYMES, ¿qué quieren?

—Desde hace 40 años hay una anomalía en la representación empresarial en España, algo que no ocurre en el resto de Europa. Tenemos una única patronal, vertical, formada por CEOE y CEPYME. Lo consideramos una anomalía porque no se puede representar al mismo tiempo a Uber y a un autónomo taxista, por poner un ejemplo. Seguramente, acabarás representando solo a uno. Queremos estar en donde se toman las decisiones y poder participar en este ámbito, si bien sabemos que será complicado.

¿Qué defienden?

—Hablamos de capitalismo inclusivo, un concepto nuevo en que pensamos que si bien el objetivo de las empresas es tener beneficios, también debe haber igualdad de oportunidades. La competencia nos permite distribuir mejor las rentas; pero hay muchos mercados en que no existe, son oligopolísticos, y los rechazamos.

Baleares está representada en CEOE y CEPYME a través de CAEB, patronal que defiende a autónomos y pymes. ¿No están suficientemente representados?

—No nos sentimos representados, no formamos parte de esta única patronal.

¿Qué temas defienden que entienden que las otras patronales no hacen?

—En temas de morosidad, por ejemplo, defendemos un régimen sancionador, a lo que la CEOE pone trabas de forma constante. Pedimos que en la contratación pública, que es el mercado más grande de España, se hagan lotes más pequeños para que las pymes puedan acceder a estas oportunidades. En temas de energía, no queremos grandes oligopolios; y reclamamos una reforma fiscal para que los grandes no paguen menos.

Hay voces que apuntan a que se trata de una patronal amiga del Gobierno central, ¿qué cree?

—Nosotros somos empresarios y apartidarios. Nuestro objetivo es colaborar con todos los gobiernos.