Victoria Nauda es abogada y activista de la Memoria Histórica. Se sumó a Podemos en 2015. Formó parte de la Comisión de Garantías y asesoró a Jurado en el Consell. | Teresa Ayuga

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La ilusión que trajo Podemos cuando irrumpió en la política después de haber recogido el testigo de lo que supusieron las movilizaciones del 15-M duró poco. Perdió su frescura, rompió pronto con su idea de diferenciarse de los partidos al uso, creó una red interna destinada a «diagramar» todo lo que pasaba, prescindió de las voces críticas –o les hizo la vida imposible–, su feminismo no fue más que una estrategia, anuló el papel de los círculos, amaño primarias y, en el caso concreto de Balears, la toma de decisiones estuvo en manos de un grupo de «gerontes» que lo primero que hicieron fue montar una Comisión de Garantías para «manejar las dinámicas». Es el demoledor alegato que una exmilitante del partido, que formó parte de esa Comisión de Garantías, formula en su libro ¿Qué hemos hecho?, autoeditado en su primera versión y por el que se ha interesado la editorial Planeta. Su autora es Victoria Nauda, que además de escribir el libro ha conversado con este periódico.

El primer contacto

Nauda (Argentina, 1975) se enteró en 2014, de que Podemos había abierto una oficina en Palma. Le atendió Antoni Palerm, un excomunista que estaba en el núcleo fundador en Mallorca y a él le dejó sus datos. Allí conoció a Jesús Jurado (hoy presidente de Podemos-Palma) y al que describe en su libro como «una suerte de Mesías con un punto de equilibrio frente a las futuras arbitrariedades que no tardarían en llegar». A los pocos días le telefoneó alguien que dijo llamarse Joan Canyelles y le citó para una entrevista.

Las candidatura

Nauda lo recuerda. «Me explicó -dice- que se estaban organizando primarias para elegir a la dirección y que apostaban por Alberto Jarabo, a quien yo no conocía pero que me recordaba al mayor de los hijos de ‘Cuéntame’». Le dijo que como era abogada podría presentarse en la candidatura de la Comisión de Garantías, que era el órgano de control.

Las ‘apuestas’ de Ribot

Le dijo que le presentaría a alguien llamado Pascual Ribot. «Los más cercanos le llamamos El Comisario», le comentó. Nauda explica a este diario que Ribot tenía una suerte de librería y tienda de antigüedades conocida como ‘el laboratorio’. «Desde allí es donde lo que yo llamo ‘los gerontes’ [el propio Pascual y Palerm] lo «diagraman todo, colocan a la gente y salen futuros candidatos». Y añade: «Los gerontes eran gente mayor que querían imponer su manera de entender la política. Todo se decidía desde allí, desde la ‘caja de apuestas’ de Pascual. Acepté ir en la lista para la Comisión de Garantías, saque más votos que él pero terminó presidiéndola él. Sí, entonces acepté porque mantenía la ilusión».

Calvià y López

La primera ‘misión’ de Nauda como secretaria jurídica de la Comisión de Garantías fue el círculo de Podemos en Calvià, dirigido entonces por Alejandro López, actual secretario de Organización. Ese puesto lo ocupaba entonces Pep Juárez, de la corriente ‘anticapitalista’ y que ya no milita en Podemos. «Me encargaron investigar qué estaba pasando en Calvià y por qué se filtraban todos los conflictos a la prensa. Podemos había decidido que sólo daría apoyo como partido al partido instrumental que se había creado en Palma para presentarse al Ajuntament con el nombre de Som Palma, pero no al de Calvià y había mucho enfrentamiento», dice. El conflicto se resolvió a favor de López, al que acusa de haber facilitado el listado de militantes a otro partido. «Le premiaron con la secretaría Organización», dice. Y añade: «Es Maquiavelo, todo pasa por él, lo decide todo».

Huertas y Camargo

La expulsión de Xelo Huertas y Monse Seijas marca la mayor crisis de Podemos en Balears. Ya habían pasado las elecciones, Podemos tenía un sólido grupo y la presidencia del Parlament. Según Nauda, que Huertas asumiera la presidencia, también se había ‘cocinado’ en ‘el laboratorio’ de Ribot. Fue Canyelles el que se lo comunicó a Jarabo, «muy maleable e incapaz de decir que no». « En realidad –dice a este periódico– ya en las primarias para confeccionar la lista autonómicas, los llamados ‘gerontes’ y ‘el aparato’ jugaban a dos cartas para ocupar el puesto número dos: el de la exPSOE Huertas, «que por su carácter bien podría haber sido Anibal con sus elefantes» y la ‘anticapi’ Laura Camargo a quien, con el tiempo, animaría -dice- a presentar su candidatura para dirigir Podemos.

El sistema de votación

La tesis de Victoria Nauda –desmentida desde la dirección actual – es poner en duda los sistemas de votación de Podemos. En su libro habla de «fraude» (aunque López precisa a este periódico que todas las denuncias han sido desestimadas y recuerda que ella formó parte de la Comisión de Garantías) y dice que se impulsan «combates» entre representantes con indicaciones sobre a quienes votar o no y primar a «afines». De último proceso, el que llevó a Mae de la Concha a la secretaría general, dice: «A Laura Camargo le robaron las elecciones en Mallorca».

Despedida

Nauda fue despedida como asesora de Jurado en el Consell. En su opinión, ya estaba totalmente enfrentada a la dirección por sus críticas y se aprovechó una baja laboral para despedirle. Señala a la abogada Aina Díaz entre las culpables. Afirma que soportó comentarios y actitudes machistas y que cuando se lo comunicó a la entonces directora de Igualdad, Nina Parrón, la ignoró. Afirma que «aunque hasta los varones hablen en femenino», el feminismo de Podemos sólo es estratégico y que se utiliza a las mujeres. «Hay parejas, secretarias y asesoras de los hombres que dirigen el partido».

La lista de Más País

No es tan precisa en su libro como en una conversación con este diario: «La lista de Más País [el partido de Errejón ] en Balears se montó con la intervención de Alejandro López». Lo niega. Pero Errejón nunca vino a Mallorca en aquella campaña.

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