Cajero de BitBase a través del cual se compran bitcoins o se convierten en euros. | Pilar Pellicer

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A principios de diciembre la criptomoneda se cotizaba a 10.000 dólares. A principios de enero se disparó a los 40.000 dólares. Esta revalorización ha atraído a multitud de inversores y en Mallorca no son ajenos al atractivo de la moneda electrónica.

Dentro de la criptomoneda, el bitcoin es el más conocido. Muy cerca de la plaza Bisbe Berenguer abrió hace unos meses una oficina de BitBase, una delegación de una empresa que cuenta con 15 delegaciones en España y actúa como una oficina de cambio: de euros a bitcoins y viceversa. «Pasamos del mundo virtual al mundo físico», dice Jorge Rodríguez, director de marketing de BitBase.

La oficina de Palma está teniendo muy buena aceptación y «en enero más de 200 personas han venido a comprar criptomonedas. Suelen ser cantidades pequeñas, unos 200 euros, pero hay gente que llega hasta los 3.000. La cantidad media es de 1.500».

Desde BitBase advierten que «miramos de dónde viene el dinero y colaboramos con la policía. De hecho, se cotejan los datos y hay una lista internacional de personas que no pueden invertir en bitcoins, como terroristas o políticos para evitar el blanqueo de capitales».

La empresa mallorquina Criptoárea lanzó los primeros cajeros de criptomendas en 2019 en restaurantes y hoteles de zonas turísticas. «Este año íbamos a expandirnos pero el virus ha frenado en seco nuestros objetivos, que retomaremos en cuanto vuelva el turismo», dice Jaime Martínez, director general de Criptoarea.

Su aplicación permite canjear las criptomonedas de los turistas en euros para gastar en el destino y también es posible pagar en hoteles y restaurantes. «La criptomoneda será una moneda más», asegura Martínez, que en la prueba piloto observaron que las propinas en criptomonedas era un 20 por ciento más generosas. Criptoárea espera que arranque la temporada turística para abrir los cajeros «Tuvimos tanto éxito que restaurantes y hoteles de toda Mallorca quieren participar», señala. Eso sí, pide «una legislación clara para operar».

Arriesgado

El economista Pau Monserrat advierte que la criptomoneda «no es una estafa piramidal. Es blockchain, un sistema de información. Tiene valor porque la gente quiere bitcoins». Con la desaparición del dinero en efectivo «las criptomonedas se llevan en un ordenador o en un pendrive y se puede traspasar dinero de móvil a móvil. El bitcoin además se usa mucho en Argentina o en Venezuela, donde las monedas se han devaluado mucho». Los más jóvenes, asegura, no temen al bitcoin e invierten pequeñas cantidades. Eso sí, Monserrat advierte que «es un activo muy especulativo y arriesgado. Hay un riesgo al meter el dinero».

Fuentes cercanas a la Policía Nacional señalan que han recibido denuncias relacionadas criptomonedas. «Son denuncias de personas que reciben ofertas de empresas de Rusia. Invierten en bitcoins y cuando el inversor solicita reembolsarse las ganancias, ya no responden y ha perdido el dinero». En Baleares se han detectado 14 afectados que han perdido entre 3.000 y 5.000 euros.