Muchos trabajadores y empresarios de hostelería han emitido un grito de socorro tamizado por la indignación. | Marcelo Sastre

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El endurecimiento de las restricciones por la evolución de la pandemia de coronavirus en Mallorca ha caldeado aún más el ambiente en el sector de la hostelería; ellos mismos se identifican como los grandes damnificados de las últimas medidas adoptadas por el Govern de Francina Armengol.

Después de que este lunes se certificara el pase de la Isla al nivel 4, y al constatar que el 80 % de las empresas del sector en Mallorca, unas 4.000 según los cálculos de la patronal, no disponen de terraza exterior y por lo tanto se ven abocados al cierre, muchos trabajadores y empresarios de restauración han emitido un grito de socorro tamizado por la indignación.

No pocos traen a colación, en este contexto, el episodio protagonizado por varios miembros del Govern, con la presidenta al frente, en el Bar Hat de Palma, y algunos cuestionan que hace tan solo unos días se les obligara a instalar medidores de CO2 para llevar a cabo su actividad; unos medidores que no serán necesarios, como mínimo hasta el día 28 de diciembre, por la prohibición de utilizar el interior de los locales.

A nivel nacional también se producen movimientos similares, y este martes la entidad Hostelería de España ha vuelto a reclamar al Gobierno «ayudas urgentes» para el sector, que prevé cerrar con una caída de la facturación superior al 50 % en 2020.

En este sentido, las redes sociales se han erigido como un buen lugar para dejar ver el descontento con la situación actual. Estos son algunos de los pronunciamientos de los representantes del sector de la restauración en Mallorca, la mayor parte de ellos muy tajantes y explícitos:

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