Un hombre observa los restos del edificio durante una pausa de las obras. | Jaume Morey

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Era Gomila y no lo era, que los límites de Gomila dependen mucho de quienes viven en la zona y quienes no. Pero fue una de las discotecas que animaron noches del pasado. Los restos de Bésame Mucho, también llamada Agapito durante algún tiempo, cayeron ayer.

Llevaba tiempo cerrada, había sido clausurada y fue el refugio de personas sin techo hasta días antes del pasado 1 de septiembre, que fue cuando fueron desalojados. Cuando, en los días del primer estado de alarma y del confinamiento duro, no se podía circular por la calle, sus últimos tres o cuatro habitantes fueron ‘okupas’. Dormían en una terraza y, de tanto en tanto, pasaban por ahí policías y asistentes sociales.

La discoteca Bésame Mucho, –que posiblemente tomó el nombre del bolero de Consuelo Velázquez en 1940 y que, desde entonces, ha sido cantado hasta la saciedad, también por Sara Montiel– ya sólo era un solar abandonado objeto de críticas del vecindario y a la espera de su demolición.

Para mayores

El estado de alarma, y el parón que supuso, retrasó su demolición. Anunciada, en principio, para el 1 de septiembre, la pala excavadora no empezó a remover el edificio hasta este miércoles. Empezó por la mañana. Es una obra privada. «Ahí se construirán pisos», asegura el propietario de un bar próximo.

No fue templo de ‘la Movida’ ochentera. Refugio de turistas y dirigida –así se promocionaba– a mayores de 50 años, aparece citada en la polémica investigación del ‘caso Cursach’. En esa historia de policías y corrupción se nombra entre los locales que recibían ‘visitas’ para pagar su peaje y evitar inspecciones.

Imagen del edificio.