Personal del centro sanitario de Son Rullan.

TW
1

Me permiten hacer algunos razonamientos, que a mí me parecen básicos, en torno a la epidemia de coronavirus? No dejan de ser ideas que, lo admito, si tuviera responsabilidades de gestión probablemente matizaría mucho más. Pero desde la irresponsabilidad de un ciudadano común, ahí van algunas consideraciones.

Primero. Desde marzo a hoy, no he oído a ningún científico ni político occidental decirnos que no tiene ni idea de cómo se expande el virus. Es más, quien los oye, queda convencido de que conocen todas las medidas para evitar que este mal se expanda. No paran de imponernos medidas ‘científicas’ para «doblegar la curva», de lo que uno debe pensar que saben lo que hacen. O sea que sería legítimo inferir que haciendo lo que nos dicen, iremos a mejor.

Segundo. Pese a ese supuesto conocimiento del comportamiento del virus, me da que desde marzo a hoy el virus ha hecho lo que ha querido, sin ningún patrón de comportamiento: la desconexión entre las medidas preventivas y los resultados son clamorosos. ¿Alguien nota que estos meses con mascarilla hayan supuesto una mejora? Francia lleva meses con aislamientos en las grandes ciudades y no se aprecia la menor variación a la baja. Italia desde el verano ha introducido incontables restricciones y sólo ha empeorado. Y qué vamos a hablar de España, despiporre de los despiporres.

Tercero. Hay dos patrones que se repiten y que a día de hoy nadie nos ha explicado: Bélgica y España eran los países en peor situación en abril y lo siguen siendo hoy; Alemania, Grecia y Escandinavia eran los mejores en abril, y lo siguen siendo hoy. ¿Alguna explicación?

Cuarto. Si no tenemos ni idea de cómo atacar este virus, ¿por qué la decrépita y fracasada Europa no copia lo qué ocurre en China? No iban a ser los copiones números uno del mundo los que nos generen cargo de conciencia. Y menos si es para salvar vidas. El ser humano siempre ha avanzado copiando. Dicen que en China el transporte aéreo interior está hoy al 98 por ciento de antes de la crisis, prueba de su eficacia. ¿Somos capaces de copiarles y comernos nuestro orgullo?

Quinto. Hoy estamos nuevamente confinados o semiconfinados. Sin embargo, como la credibilidad en estas medidas va decayendo porque nadie ve resultados, todo apunta a una situación futura de ingobernabilidad, que es lo que ocurre cuando el ciudadano incumple todo porque no cree en nada.

Al final, el virus está sirviendo para hacer emerger un problema más serio, que es la desconexión de nuestros políticos con el mundo real: la rigidez de sus prejuicios, de sus ideas encorsetadas. No entiendo por qué ninguno nos dice que no tiene ni idea de qué está haciendo. Sería digno de aplauso, porque es la verdad y todos creemos que es  la verdad. A partir de ahí empezaríamos de cero.