La intensidad de uso público es máxima los fines de semana, especialmente en la costa, las fincas públicas, los espacios naturales protegidos y los itinerarios excursionistas más conocidos. | GOB

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El Grupo de Ornitología Balear (GOB) ha avisado este miércoles, de que el cierre de las áreas recreativas del IBANAT, como medida adoptada por el Govern para evitar concentraciones y contagios de la COVID-19, genera una dispersión de la presión del uso público sobre el conjunto del territorio.

Según ha apuntado la organización ecologista en un comunicado, la afluencia de personas que disfrutan del medio natural es máxima este otoño, y como consecuencia negativa de esos cierres, se evidencia una masificación en algunos espacios naturales, con la consiguiente pérdida de calidad de la visita para los propios paseantes, así como el colapso de coches en algunos pueblos y en las zonas de aparcamiento habitual de las principales rutas excursionistas.

Además, el GOB ha señalado que otros impactos sobre el medioambiente, como las molestias a la fauna por ruidos o por perros sueltos, los daños a la vegetación y el incremento de la erosión por el tráfico fuera de los caminos, o la contaminación por abandono de basura figuran también entre los efectos negativos que incrementan a causa d este mayor uso público de la naturaleza

La primavera y el otoño son, por su bonanza meteorológica, las épocas de mayor afluencia de personas al medio natural para realizar allí paseos, excursiones y otras actividades de recreo. La intensidad de uso público es máxima los fines de semana, especialmente en la costa, las fincas públicas, los espacios naturales protegidos y los itinerarios excursionistas más conocidos.

A esta dinámica este año se añade el efecto de la COVD-19. Las medidas preventivas que afectan a la población desde hace más de siete meses, por lo que el paseo por el medio natural se ha convertido también en una válvula para aliviar presión mental, saliendo en familia o amigos para disfrutar del aire libre en unas condiciones donde las posibilidades de contagio son más bajas y donde la necesidad de velar continuamente por la distancia interpersonal es menor que en pueblos y ciudades.