Mercedes Herrera de la Sota.

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El pasado jueves falleció doña Mercedes Herrera de la Sota, viuda de Benacerraf. Mercedes pertenecía a una familia de la alta nobleza caraqueña y como hija de Don Jorge Herrera Uslar y doña Mora de la Sota Herrera, estaba emparentada con las principales familias de la aristocracia europea. De hecho su primo Reinaldo Herrera, marido de la diseñadora Carolina Herrera, a quien quería como a un hermano ostentó el título español de Marqués de Casa Herrera. Los Herrera de la Sota llegaron a Mallorca en el año 1948.

Quedaron maravillados con Formentor, a donde llevaron sus propios caballos de monta y un equipaje lujosísimo que todavía se recuerda. Los Herrera residían en el hotel durante largas temporadas, daban sus cenas de verano con candelabros de plata sobre las piedras de Cala Murta , con las señoras vestidas de largo y los caballeros de riguroso smoking mientras una orquesta amenizaba la noche.

Pocos años después su padre regaló a Mercedes la ya mítica Quinta Mercedes, el lugar donde ha querido morir, disfrutando de su mar y sus pinos, de sus flores y de sus hijos Jorge y María Gabriela Obediente Benacerraf, que la han cuidado con mimo hasta el ultimo suspiro del verano, la época en la que a la señora le gustaba recibir a la antigua, sin prisas, con las mejores viandas y con un servicio siempre excelente y con la amabilidad propia de las señoras de antes.

Mercedes era elegante en grado sumo, pero también extravagante como lo eran las antiguas estrellas de Hollywood. Amaba la poesía , publico dos poemarios delicadísimos, amaba el teatro con pasión y llego a dedicarse a él en plena juventud ante la estupefacción de la conservadora sociedad venezolana. Durante una de sus fiestas mallorquinas podía cambiarse de vestido, generalmente obra de su prima Carolina Herrera, hasta en tres ocasiones. Le gustaba lucir joyas vistosas y vestidos de colores alegres. Cuando se cansaba y se acostaba en su cama con dosel y recibía con la misma naturalidad que lo había hecho en el salón. Amaba la tertulia distendida que había aprendido a practicar con los más grandes del siglo XX, entre ellos la princesa Margarita que la visitó en su casa de Formentor o el torero Luis Miguel Dominguín entre muchos otros. Amó la vida con pasión, y fue amada, disfruto todo lo imaginable y más sin renunciar a nada que le reportara un poco de placer.

Tuvo casas importantes en Venezuela, Miami, Nueva York, Paris y Mallorca, su casa del amor decía, pegada al agua de la bahía de Formentor. Veía el islote desde un inmenso ventanal acristalado y bromeaba sobre Costa Rica, la zona de la península de Formentor que habían elegido para vivir los recién llegados y donde habían construido casas inmensas. Villa Mercedes es una casa elegante, bonita y cuidada pero esta construida para pasar desapercibida.

Su hijo Jorge, cuando su madre salía a cenar se encargaba de que el servicio dejara flores frescas junto a su cama porque Mercedes valoraba estos detalles más que cualquier otra cosa. Siempre peinada y perfectamente maquillada se ha ido siendo bella y dejando en los suyos un vacío difícil de llenar, pues como ella quedan pocas en el mundo.

Se casó muy joven con el banquero Moisés Benacerraf Coriat y con el tuvo a sus tres hijos, Jorge casado con María Gabriela, Mercedes Benacerraf casada con Jorge Nogueroles García y Andrés Benacerraf Herrera casado con Diana Frank. Ha muerto siendo bella, rebelde y serena, como ella quería. Su funeral será el próximo martes en la Parroquia de Pollença. Descansa en paz querida Mercedes, Formentor siempre olerá a tu perfume intenso.