En el CEIP Marian Aguiló han creado un taller de relajación previo a la salida al recreo. En la imagen, los niños, relajados, sobre sus pupitres.

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Los centros educativos vuelven a recuperar el ritmo frenético entre lágrimas, ilusión y alegría. «Los niños ya necesitaban volver al cole», repitieron este jueves varios directores de distintas escuelas. Desde primera hora, los primeros grupos que pisaron el colegio, por primera vez después de largos meses de confinamiento y vacaciones de verano, lo hicieron a medio gas, en filas y despidiendo a sus padres desde el otro lado, a distancia. Durante estas dos semanas irá incorporándose el resto de estudiantes escalonadamente, «pero es importante implantar un nuevo escenario en las aulas, donde no solo será responsabilidad del profesor o del alumnado cumplir con las normas, sino también de las familias».

Esta idea la defiende el director del IES Son Cladera, Manuel Blanco, que reconoció el buen trabajo que se hizo en su centro en la jornada de este jueves. En este instituto fueron los niños de primero de la ESO quienes comenzaron el curso. Los tutores les esperaban, minutos antes de las 08.00 horas, en la explanada del edificio y no llegaron a colapsar las puertas de entrada. En fila, con mascarilla y mochilas llenas, accedieron a sus clases. Los profesores dedicaron las horas a explicar cómo será el nuevo curso.

Incertidumbre

«Claro que este panorama crea incertidumbre y preocupación entre el equipo docente. No atiendes a cosas, sino a personas, por lo que es muy difícil no poder aproximarte a un alumno en ningún momento». Es un sentimiento que no solo lo siente Pep Mas, director del CEIP Marian Aguiló, sino que lo comparten otros profesionales de la educación. En su caso, aseguró que los niños se encontraban «contentos y excitados», pero reconoció que fue «un poco complicado» la hora del patio, sobre todo entre los más pequeños, de cuarto de Infantil. Este colegio, pese a disponer de grandes superficies debido al alto número de alumnos matriculados, se ha visto afectado por el nuevo escenario B, por lo que el equipo docente tuvo que modificar diversos espacios para respetar las ratios establecidas por la Conselleria d’Educació. En total establecieron cinco grupos nuevos. No será, además, hasta el miércoles, día 16, cuando aterricen finalmente todos sus alumnos.

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La emoción se ha vivido con fuerza en el colegio privado Ágora Portals, en Calvià. Rafael Barea aseguró que las lágrimas se apreciaron en los ojos de algunos maestros. «Los niños necesitaban volver a las aulas. A pesar de un curso atípico, el primer día ha ido bastante bien y sin incidencias. Hemos escalonado las llegadas de 3º y 4º de Infantil, primero de Primaria y 2º de Bachillerato». El director, por otra parte, reflexionó sobre el futuro próximo y opinó estar «tranquilo» porque «tenemos todo absolutamente preparado para lo que pueda pasar».

En general, la jornada del jueves justificó que los deberes se han hecho bien. En el CEIP Miquel Costa i Llobera, de Palma, han llevado a rajatabla su plan de contingencia y han podido ocupar todos sus recursos sin necesitar espacios públicos. Pep Mateu, director de este colegio, explicó a este medio toda la reestructuración que sufrió el centro con el fin de conseguir mantener las ratios. Despiden aulas como la de música, de religión o de psicomotricidad, entre otras, y realizarán hasta tres turnos de entrada al comedor «para evitar aglomeraciones». Sobre el primer día y los días que vendrán, Mateu considera que el hecho de mantener los grupos estables sin relacionarse entre sí «provoca un estrés extra, teniendo en cuenta que el hecho de haber reestructurado todos los grupos para cumplir con el escenario B supondrá reuniones y más personal». Y reconoció, además, que la reorganización en cuanto que el profesor especializado pasa a asumir cargos de tutorías «provoca una pérdida de recurso humano y de la calidad educativa».

En esta línea, son muchos los docentes que solicitan la contratación de profesores para no suprimir así la figura de un profesor de apoyo o especializado. Algo, reconocen, «necesario».

Los padres, desde afuera, durante la entrada y la salida del colegio

Una de las medidas que contempla el plan de contingencia de cada centro es la imposibilidad de que los padres puedan acceder al centro escolar durante las horas de entrada y de salida del colegio. Es algo insólito que se pudo observar en la primera jornada escolar, donde solo se permite que las familias de los más pequeños, los de tres años, puedan acompañarlos hasta la entrada principal del centro, pero ni siquiera a las aulas. Se trata de una norma para evitar la propagación del virus.