Javier Arranz posa ante un cartel de recomendaciones contra el contagio de la COVID-19.

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Da ejemplo. Entrevista con mascarilla y ventana abierta. Como debe ser. En el exterior los contagios por COVID-19 se multiplican hasta extremos impensables, la pandemia añade a las cifras trágicas de víctimas un efecto devastador para la economía balear.

¿Qué está pasando?
— Pues que estamos en una pandemia y éstas acostumbran a evolucionar de esta manera. En la primera ola no toda la población quedó inmunizada, pero calculo que las próximas olas serán menos intensas.

¿La sorprende esta situación? Balears tuvo una buena situación en el primer golpe ...
— La verdad es que no. Otra cosa es que nos parezca bien.

¿La desescalada se hizo de manera correcta?
— Creo que se hizo bastante bien en la mayoría de las comunidades. En algún momento había que hacerlo, la vida debe continuar. Creo que también sirvió para prepararnos para lo que tenemos ahora. No podemos olvidar que la movilidad es mayor en verano y, además, todos tenemos tendencia a olvidar lo malo; la sociedad sigue su propio camino.

¿Hace alguna autocrítica de la gestión en Baleares?
— El cierre con el exterior nos ayudó mucho, la relación social es la base del contagio. Ahora tendríamos que controlar más las llegadas de regiones o países con más incidencia del virus que en las Islas. De momento hemos logrado parar la llegada de cruceros. De todos modos, el problema no está en los turistas, está en los países con incidencia elevada y no son precisamente los europeos. Por desgracia no ha habido la agilidad que deseamos en este tema. Para rastrear debemos saber quién viene, de este modo se hubiera limitado el repunte actual.

El conseller de Turisme, Iago Negueruela, habló el otro día de que cada departamento debía asumir su responsabilidad por la posición alemana. ¿Se sintió aludido?
— En absoluto. En Salut hemos llevado el peso de la gestión de la crisis sanitaria y tomado decisiones importantes. Hemos hecho nuestro trabajo y más. Sí, la frase me sorprendió.

¿Entiende la decisión de Alemania de no recomendar viajar a las Islas?
— Cerrar los indicadores de una pandemia es complicado, y recurrir sólo al número de casos es demasiado simple. Se aplican los criterios de la OMS, pero los países lo hacen en función de sus intereses. España, por ejemplo, no ha puesto cifras, utilizamos otros parámetros y somos menos restrictivos. Mire, puedo entender la actitud de Alemania, ¿pero se fía de los datos de Grecia o Turquía?

¿Si tuviera un amigo en Alemania le diria que viniese a Balears?
— Por supuesto, pero también le preguntaría qué piensa hacer aquí. El problema no es el sitio donde vayamos sino el comportamiento personal. Insisto, los casos de turistas son mínimos.

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¿Qué me dice del comportamiento de los jóvenes?
— El virus siempre ha estado aquí y si no cambiamos de actitudes tendremos más casos, ahora no tenemos un grado de inmunidad elevado como ocurre con la gripe. Es difícil que la gente asuma la nueva manera de comportarse, incluso en la correcta utilización de las mascarillas. Estamos ante una enfermedad nueva y hay muchas cosas que todavía no sabemos; las decisiones se toman en función de la información de que disponemos.

¿Qué le diría a un negacionista?
— Que vaya de voluntario a una UCI de COVID sin protección y luego hablamos. De algunos de sus planteamientos sí que estoy dispuesto a conversar.

¿Sabía que nunca existió el comité de expertos?
— A nosotros nunca se nos informó de su existencia, supuse que los expertos eran para la valoración de los datos. De todos modos creo que siempre es mejor explicar la cosas como son.

¿Influyen las consecuencias económicas en la toma de decisiones?
— Claro que pesan, pero también pesa lo que significa no hacer nada. Volver al confinamiento total es muy complicado, la idea es hacer acciones parciales para evitarlo a pesar de las consecuencias negativas que pueda tener. En Palma, donde se concentran la mayoría de los casos, trataremos de identificar los puntos más conflictivos.

Más contagios, de gente joven pero más leves ...
— Los mayores han aprendido la lección y se protegen más que los jóvenes, que quieren vivir el verano sin tomar precauciones.

¿Estamos preparados? Atención Primaria está colapsada ...
— A nivel hospitalario sí, tenemos preparados todos los recursos que serán necesarios. En Atención Primaria la situación es diferente por la incorporación de los pacientes crónicos y las vacaciones del personal. La atencion telefónica se ha disparado y ello genera mucha tensiòn. Estamos trabajando en la reorganización del servicio y la contratación de más personal.

¿Cuándo va a acabar esta pesadilla?
— Todavía le queda tiempo por delante. Veremos la aparición de sucesivas vacunas hasta final de año, pero no creo que podamos recuperar la normalidad hasta mediados del próximo 2021.

¿Habrá temporada turística el año que viene en Baleares? Es mucho lo que está en juego.
— Creo que los indicadores habrán cambiado y, probablemente, se podrá recuperar el turismo en Baleares. Admito que este invierno será complicado por el aumento de casos graves, por eso hay que evitar su crezcan los contagios. Debemos tener en cuenta que la crisis económica también genera enfermos.