La misa funeral se ha celebrado con restricción de aforo a 800 personas en la Catedral.

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La catedral de Mallorca se ha llenado, siguiendo las medidas de seguridad por la pandemia, para celebrar una misa en memoria de los muertos por la COVID-19.

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, que ha presidido la eucaristía, asistido por el obispo de Menorca, Francesc Conesa, y el administrador diocesano de Ibiza, Vicente Ribas, ha iniciado la misa describiéndola como «un último adiós comunitario» a quienes fueron «enterrados casi en soledad» a causa de las restricciones por la pandemia.

Las tres diócesis han celebrado este funeral de homenaje debido a que, por el estado de alarma y el consiguiente confinamiento, no se han podido celebrar ordinariamente funerales de muchos fallecidos durante la pandemia. Han invitado especialmente a las familias de los difuntos por esta enfermedad, a quienes se han reservado un lugar específico en el templo mallorquín, para acompañarles en el duelo.

El obispo de Mallorca ha descrito la «desconcertante» situación de la pandemia y ha asegurado que «lo más duro en estos meses ha ido ver a tantas persona que morían por la pandemia en las residencias de mayores, en hospitales o en sus propias casas».

«Tenemos la sensación de que han muerto demasiadas personas y ha sido especialmente dura la soledad en la que han muerto muchos de ellos y el desconsuelo que han dejado en sus familiares», ha dicho Taltavull al inicio de la misa que ha descrito como «un último adiós comunitario a todas las personas que han muerto a raíz de la COVID-19 y a quienes han muerto por otras causas en este tiempo y que fueron enterrados casi en soledad».

Taltavull ha tenido palabras de reconocimiento para sanitarios, autoridades, miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, «todos quienes mantuvieron los servicios básicos en tiempos de confinamiento y también muchos sacerdotes que permanecieron a cargo de sus rebaños y se pusieron a su servicio», ha destacado el obispo.

«Ojalá aprovechemos este tiempo para crecer como personas y como sociedad», ha orado Taltavull. En el altar se ha representado de forma simbólica a las víctimas, con velas encendidas formando el mapa de las cuatro islas, y pequeños cirios por cada fallecido.
En la homilía, el obispo ha dicho a los familiares de las víctimas: «Queremos estar a vuestro lado y acompañaros».

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Ha destacado la labor de los profesionales sanitarios y sacerdotes que han asumido con «enorme capacidad de esfuerzo y humanidad» estar junto a los enfermos y las víctimas en sus últimos momentos.

«Estamos ante un mal global que nos iguala a todos y no respeta diferencias ni a nivel social, ni de edad, ni de credos religiosos. Es un aviso para que no pongamos más difícil la situación que de hecho pone en evidencia nuestra vulnerabilidad y deja en entredicho nuestras falsas y supérfluas seguridades», ha dicho Taltavull.

En momento de rebrotes ha apelado a la responsabilidad y a «ayudar de forma especial» a los jóvenes para que tomen más conciencia y sean solidarios en su comportamiento. «La situación que está creando la pandemia nos ha de hacer recapacitar y revisar nuestros comportamientos e inercias», ha pedido.

Ha agradecido «el servicio incondicional» de quienes han estado al lado de enfermos y víctimas «los médicos, enfermeros, sacerdotes dispuestos a acompañar en hospitales y cementerios, celadores y personal de ambulancias y cocina, recepcionistas, personal de seguridad y tantos otros abocados a responder con la ayuda y la solidaridad». Ha reconocido también el trabajo de las autoridades y «la obra ingente de los voluntarios» que han atendido a quienes piden ayuda económica, psicológica y espiritual.

El obispo ha destacado que «para muchos, el valor de la familia ha constituido un descubrimiento» en estos meses difíciles y ha pelado a «confiar más los unos en los otros».
La misa ha concluido con la plegaria que el papa Francisco ha repetido a lo largo de la pandemia.

Han asistido a la misa miembros de los colectivos que han estado en primera línea de batalla contra la pandemia, como representantes de las fuerzas de seguridad y sanitarios. Las lecturas de la misa las han realizado sanitarios como el doctor Joan Gili y la enfermera de Son Espases Maria Novo.

Han estado presentes autoridades como la presidenta del Govern, Francina Armengol; el presidente del Parlament balear, Vicenç Thomàs; la delegada del Gobierno, Aina Calvo; el alcalde de Palma, José Hila; el comandante general de Baleares, Fernando García Blázquez; así como los presidentes de los tres consells.

La misa funeral se ha celebrado con restricción de aforo a 800 personas en la Catedral, con todos los asistentes separados entre sí y con mascarilla.