Una imagen del inicio de la concentración de ayer. A la derecha, un asistente con una camiseta que señala a Fernando Simón como el ‘puto amo’. | Foto:Pere Bota

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Es como si aquellos aplausos al personal sanitario de las ocho de la tarde que definieron el escenario de las primeras semanas del estado de alarma –y que empezaron a apagarse conforme avanzaba la desescalada– se hubieran quedado allá: sobre le escenario. O como si, básicamente, sólo fueran parte fundamental del atrezzo de una representación.

Lo relevante –más medios para sostener el sistema sanitario público, cómo mantener el gasto sanitario y cómo impedir la caída de las pensiones y la mercantilización de la sanidad– sigue pendiente y eso es lo que se traduce en convocatorias como la que se está celebrando este último lunes de junio en la plaza de España de Palma. Ha empezado una ‘asamblea abierta’ de las organizaciones sociales que se reúnen bajo el lema ‘Los lunes al sol’, nombre tomado de la película del mismo título del año 2002 que relataba el día a día del desempleo y la crisis tras la reconversión industrial de los noventa. No está claro si esta reunión de la plaza de España, que ahora se celebra cada 15 días, continuará en julio y agosto. Está por decidir, cuenta Pep Juárez mientras se empieza a montar una mesa con información y hojas para recoger firmas de cara a promover una iniciativa legislativa popular que frene «el aumento continuado de los precios de los nuevos medicamentos», por encima de las partidas necesarias para la asistencia y las inversiones en salud.

Leonor Taboada, una referencia de la lucha de las mujeres y de la defensa de la sanidad pública, está muy metida en el proyecto ‘Medicamentos a un precio justo’. Escucha las intervenciones, aprovecha para pedir firmas a quien se acerca, y reflexiona. No interviene ante el público pero arrastra su preocupación por el momento que vive el sistema sanitario de la era postpandemia. En su opinión, la falta de medios está teniendo consecuencias «muy graves» en la asistencia primaria, que es la puerta de entrada y fundamental del sistema público de protección.

«Ha desaparecido el contacto personal, te atienden por teléfono, no consigues tener continuidad; es cierto que mucha gente anda deprimida pero también las depresiones tienen un componente físico», afirma. Malén Cirerol coincide con ella y le hace notar que otro de quienes han intervenido ha incidido en el problema que supone la precarización del personal sanitario. Cirerol, en los años 70, acompañó a Taboada durante sus inicios en la defensa de la salud y de las mujeres. Ambas, con mascarilla, asisten esta mañana a la asamblea de ‘Los lunes al sol’. «Es que es muy importante defenderla; me duele mucho decir que la asistencia primaria está en su peor momento», asegura Taboada. Rafael Berlanga y Quico Puigventós sí intervienen. Éste último fue –hasta su jubilación– farmacéutico hospitalario y dice que nunca es suficiente la defensa de la sanidad pública. Por eso participa en las convocatorias desde sus inicios.

Lo relativo y lo que no

Un veintena de personas escuchan las intervenciones. Aunque el lema es ‘Lunes al sol’, Juárez explica que «por razones obvias» han elegido un sitio con sombra. Bajo la estatua de Jaume I. Coge el megáfono e insiste en que «la movilización» sigue siendo necesaria y que, «el mantenimiento de las pensiones no es sólo algo de viejos». Ha llegado de los primeros, junto a Águeda y empieza a montar la mesa. Según Juárez, es «muy preocupante» que la gente mayor de 45 años empiece a dar por asumido que cuando se jubile «ya no habrá pensiones».

«Las pensiones son un derecho y hay que blindarlas», dice. Una furgoneta de policía vigila discretamente. Nada más empezar un agente se les ha acercado. «Han dicho que estaban allí por si necesitábamos algo», explica Juárez, que trabajó como bancario pero siempre ha mostrado un perfil público de activista y liberado sindical. Incluso participó en sus inicios en Podemos. Ahora forma parte del sector ‘anticapitalista’. Hace años, en los tiempos del 15M, ya participó en las asambleas que definieron los inicios de ese movimiento. Un hombre aprovecha la presencia de un fotógrafo, y se mete en la concentración con un cartel en que pide «ayuda» para «arreglar mis papeles». Conseguido el objetivo, se va.
Otro asistente lleva una de las camisetas del momento, con la cara de Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, estampada como en la icónica imagen de Einstein sacando la lengua. Todo es relativo. Salvo la defensa de la sanidad pública.