Medio millar de personas se aglomeraron en cas caixer senyor para el primer toc de las fiestas de Sant Joan, de Ciutadella. | Josep Bagur

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«Los jóvenes no han sentido que eran vulnerables y nos preocupa que no asuman su responsabilidad como agentes contagiadores, que no se sientan en peligro. Evidentemente nos llegan las imágenes y hablamos de esto». Maria Antònia Font, directora general de Salut Pública, ve con «temor y preocupación» las escenas reincidentes de botellones, de reuniones sociales o de verbenas que, en caso de celebrarse, deberían guardar el distanciamiento social.

El mensaje siempre es el mismo, el de las 3M: mascarilla, metros de distancia y manos limpias pero hay parte de un colectivo al que no le llega. Tras dos meses de confinamiento, con la llegada del verano y el fin de las clases, crecen las reuniones sociales. «Ahora sabemos que la gente no sólo se contagia cuando se presentan síntomas sino que los días previos son peligrosos, y los asintomáticos también», explica Font, lo que implica que «todos somos susceptibles de contagiar o ser contagiados».

Ante la proliferación de botellones y, con la expectativa del verano, siempre ligado a la palabra verbena en este colectivo, «esperamos reaccionar mejor en cuanto a la activación de los agentes de seguridad y también que la población sea activa y denuncie estas situaciones, no hay que esperar», añade la responsable balear de la salut pública.

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Precisamente el pasado jueves las conselleras de Administracions Públiques y de Salut, Isabel Castro y Patricia Gómez respectivamente, se reunieron con representantes de la Federación de Entidades Locales de las Islas Baleares (FELIB) para reforzar la coordinación entre instituciones y garantizar la seguridad ante posibles celebraciones. «Hay que prevenir y poner vigilancia», incidía el presidente de la FELIB Antoni Salas. Los moros y cristianos, el Muc de Sineu… son puntos calientes en un verano cuyas celebraciones se prevé calendarizar para ganar en la previsión y seguridad que esta semana ha faltado en el sant Joan de Ciutadella.

Sin embargo, «no solo son las revetlas. En Palma se controlaron muy bien las playas pero después veías quedadas alternativas de macrobotellones», advierte Salas. Es por eso que será importante la presencia de la policía local y, en si es necesario, que venga acompañada de ayuda. «Municipios como Banyalbufar o Estellencs no tienen, habrá que pedir refuerzos a la Guardia Civil o la Policia Nacional», añade.

En este aspecto la delegada del Gobierno, Aina Calvo, ya ha dicho que es necesario «evitar estas concentraciones» porque «se ha acabado el estado de alarma pero seguimos en alerta». La responsable de los cuerpos de seguridad nacionales ha hecho esta semana una llamamiento a la juventud «para que mantengan el autocontrol y eviten las aglomeraciones» y añadió que para evitarlo se podrá «recurrir a los cuerpos policiales, son decisiones complicadas, desagradables e incómodas pero es lo que tiene eso de velar por la seguridad», dijo. «Cuando uno es joven se cree inmortal, cree que esto no va consigo pero el riesgo existe», añadió Calvo que también hizo una llamada a la responsabildad.

Frente a los nuevos reconfinamientos que se ven a diario, la directora general de Salut Pública habla de un momento de «incerteza» ante la evolución de la pandemia. «No sabemos cómo nos despertaremos al día siguiente y no duermes tranquilo a pesar de que la situación está controlada y hemos aumentado en la capacidad», explica.