A la izquierda, estudiantes del IES Joan Ramis i Ramis, de Maó, esta semana. | Josep Bagur Gomila

TW
46

Oposición unánime de los sindicatos educativos al plan del Govern para recuperar la presencialidad en escuelas e institutos a partir del lunes, coincidiendo con la fase tres de la desescalada. Los representantes de los maestros se oponen tanto a buena parte de las medidas previstas en el plan como a las formas de Martí March, al que reprochan que no lo haya negociado con los profesionales.

Uno de los sindicatos que más contundente se ha mostrado es UGT, que este viernes ordenó a sus servicios jurídicos, «los mismos que desmontaron el TIL de Bauzá» –remarca el sindicato–, que estudiaran la viabilidad de impugnar la actuación de Educació en referencia a la fase tres «sin la preceptiva negociación» en la Mesa Sectorial. UGT interpreta que la resolución del conseller modifica las condiciones sociolaborales de los docentes, algo que por ley «se tendría que haber acordado en la Mesa Sectorial». Tino Davia, el secretario de Enseñanza de UGT, añadió que también valoran recurrir judicialmente la composición de las comisiones que deberán encargarse de elaborar las instrucciones para el próximo curso.

Davia explicó que desde UGT se defiende el trabajo presencial de los docentes, pero «con plenas garantías de salud para los alumnos, los padres y el personal del centro». El sindicato asegura que las familias comparten sus peticiones en este sentido, dice que «no existe divorcio alguno» entre maestros y familias y se muestra partidario de garantizar la conciliación. Asimismo, asegura estar «decepcionado, desilusionados y frustrado» ante la falta de negociación de la Conselleria.

Más profesores

El STEI Intersindical se expresó el jueves en términos similares. Este sindicato criticó que el plan no se hubiera negociado y que se hubieran «modificado» las condiciones laborales de los trabajadores sin un acuerdo previo, algo que «no es admisible».

Noticias relacionadas

El STEI reitera la necesidad de disponer de un presupuesto con fondos adicionales que permita aumentar la plantilla y afrontar una bajada de ratios para el próximo curso.

ANPE comparte la reivindicación de más profesorado para el curso siguiente y reclama al Govern que estudie la posibilidad de corregir su presupuesto para afrontarlo de acuerdo con los tres escenarios previstos: educación presencial, semipresencial o a distancia. Asimismo, lamenta la «carencia» de negociación de la Conselleria respecto a la fase tres, critica que no se aclare si los centros contarán el lunes con el material de protección necesario y acusa a la Conselleria de «confundir» cuando anuncia que los centros abrirán por la mañana y por la tarde. ANPE vaticina «una situación bastante complicada» y dice que el plan de Educació «no atiende a ningún criterio pedagógico ni educativo». Por último, advierte de que la actuación de March ha generado «un bloque sindical sin fisuras» y avisa a Educació que «no se puede gobernar de espaldas al profesorado».

USO también denunció «la falsa negociación» de la Conselleriay su «política de hechos consumados». Este sindicato plantea dudas en torno a la apertura de centros por la mañana y la tarde, y a la posibilidad de que los docentes tengan que trabajar en julio, entre otras cuestiones. El sindicato UOB ya acusó el jueves a Martí March de «improvisar instrucciones ‘ordeno y mando’» y calificó de «irresponsabilidad» la ampliación de tutorías.

«El material de protección enviado no basta ni para empezar»

La asociación de directores de centros de secundaria (Adesma) también cuestiona las medidas y las formas de la Conselleria en su plan para la fase tres. «En este caso no ha habido negociación alguna. Para nosotros el plan ha sido una sorpresa con traca final», señaló su presidente, Joan Ramon Xamena.

Xamena dijo que el anuncio del Govern ha creado confusión: «Muchos centros no abrirán por la mañana y por la tarde, sino que mantendrán sus horarios habituales», indicó. Asimismo, advirtió de que el material de protección del que disponen en los centros «no basta ni para empezar», entre otras carencias.