El médico internista Adrià Ferre y la neumóloga Nuria Toledo, en la consulta de Son Espases. | Redacción Local

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Cuando se ralentiza la emergencia sanitaria comienzan a vislumbrarse otras necesidades que, aunque secundarias, también son importantes. El hospital de referencia ha sido el primero en Baleares en organizar una consulta específica para pacientes que han superado la COVID-19 aunque no será el único. La iniciativa, que lleva tres semanas en funcionamiento, se pondrá también en marcha en otros hospitales de las Islas, como es Son Llàtzer. «Los propios clínicos vimos que era una necesidad», advierte el internista Adrià Ferre.

El doctor Ferre y la neumóloga Nuria Toledo hacen un seguimiento a los pacientes que han estado hospitalizados en Son Espases por coronavirus al mes y medio o dos meses de tener el alta. «Se les hace una radiografía y una ecografía torácica», explica el doctor Ferre. «Después les hacemos una prueba de anticuerpos para comprobar si los han desarrollado», añade.

Llevan a unos 45 pacientes, los primeros que se fueron de alta. Las secuelas más frecuentes son la abstemia, la fatiga o debilidad y padecen mucha dificultad respiratoria.

Podrían ser síntomas de persona mayor pero ambos especialistas lo desmienten. «La media de edad es de unos 50 o 55 años, nuestros primeros ingresos fueron jóvenes, la afectación a los usuarios de residencias de mayores vino después», recuerdan.

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A nivel respiratorio los clínicos temen que los pacientes puedan desarrollar fibrosis pulmonares tras haber tenido una inflamación en los pulmones, pues es lo que más se ha visto en otras regiones, de ahí que «las buscamos activamente ya que sucede también con otras neumonías. El paciente mejora primero su clínica, después su analítica y lo último la radiología», explica la doctora Toledo. Sin embargo, de momento, no han visto ningún caso.

Desde que empezaron la consulta sólo han realizado primeras visitas en las que se les hace un cuestionario y se piden pruebas de imagen para hacer un cribado. «Hay pacientes que están muy bien y ya se les da el alta definitiva», explican. En la segunda visita se prevé vigilar la función pulmonar «para ver cómo va la secuela estructural, si hay o no, y si afecta a los órganos respiratorios», añade Toledo.

Por contra, lo que más les interesa a los pacientes es saber si han desarrollado anticuerpos. El 95 % de los que acuden a la consulta lo han hecho y unos pocos no, desvelan los doctores. «Podría ser por un fallo de la técnica o que realmente no los han desarrollado», añade Ferre. Sin embargo, ambos le restan importancia a los anticuerpos porque «no hay evidencia científica que diga que te protegen al 100 %», dicen. «Los hay que se obsesionan» y que temen que tengan «una falsa sensación de seguridad».

La evolución de los anticuerpos en los pacientes es otro de los retos de esta consulta «queremos saber cuánto duran, ver si mantienen el número absoluto o varían a los dos, tres y seis meses. No está muy descrito».

Sólo cuatro de sus pacientes han pasado por una UCI «y sorprendentemente están mejor de lo que esperábamos, en lo respiratorio y físicamente», aunque reconocen que «puede que haya un sesgo porque los que vemos estuvieron poco tiempo».