Ana y Paquita, se mantuvieron leyendo la prensa en la arena. | M. À. Cañellas

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El primer día de la fase 2 de la desescalada arrancó ligero, sin avalancha de bañistas, y con medidas de seguridad durante la reapertura de la playa de Palma, una zona costera preparada para acoger hasta 34.000 personas. Desde este lunes, Cort ya permite el acceso al agua en Cala Major, Can Pere Antoni, Ciutat Jardí, Cala Estancia y Playa de Palma a cualquier hora del día.

La imagen principal fue la de grupos separados a más de dos metros de distancia. María Martín, Alba, y Patricia Escolano llegaron poco antes de las diez de la mañana a la playa de Ciutat Jardí con la intención de encontrar un aluvión de residentes. «Teníamos muchas ganas de venir. Escogimos esta playa porque era una de las cinco permitidas. No queríamos jugárnosla», reconoció Patricia, quien asegura que repetirán más días de playa esta semana.

Algunos bañistas coincidieron en que se esperaban un primer día de la fase 2 bastante tranquilo. «Suelo ir a la zona de Sant Joan de Déu y por allí también ha habido mucha calma todos estos días», aseguró otro bañista, Salvador Amengual.

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Normativa

Cort ha reforzado la información con las condiciones principales para un uso responsable de las playas de Palma. La distancia de seguridad entre cada bañista en la arena se limita a dos metros, mientras que se mantienen a seis para las personas que accedan al mar. No se permiten grupos de más de quince personas, ni tampoco el uso de las duchas o los baños. En este sentido, en Ciutat Jardí la imagen era de grupos muy reducidos y respetando el distanciamiento social. «Estamos contentos, ya era hora. Aunque aún no nos hemos bañado mucho porque el agua está muy fría», comentó Valentín, acompañado de su grupo de amigos, quienes fueron de los pocos valientes que se tiraron al mar.

Las personas mayores y las familias con niños fueron los principales núcleos anclados en playas como Can Pere Antoni o Ciutat Jardí. «Hemos llegado a las nueve menos cuarto para no encontrarnos con mucha gente», detalló un padre con sus dos hijos, Francisco y María, de cinco y siete años, quienes aprovechaban el calor de la mañana para refrescarse y jugar en la orilla del mar.

Ana y Paquita se mostraban relajadas poco después de las once de la mañana. Ana llegó desde Consell con la intención de bañarse aunque reconoció que «todavía está fresquita». Preguntadas por la primera impresión que tuvieron al llegar a la playa, opinaron que «vemos a muchas familias con niños, pero es normal».

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Acceso previo

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El pasado fin de semana, previo al inicio de la fase 2, estuvo marcado por distintas irregularidades, como el acceso a las playas aún sin haber dado el pistoletazo de salida. La encargada de los auxiliares de la playa de Ciutat Jardí, Marina Tauras, aseguró que a lo largo de estos últimos días «ha habido un boom» en las playas que ha requerido aumentar este servicio de vigilancia. «Nuestra función es vigilar las distancias de seguridad entre cada núcleo familiar y que se cumpla la normativa». En este sentido, dice, «desde primera hora de la mañana mucha gente ha acudido a nosotros a informarse, y de momento todos respetan la normativa».

Aunque los bañistas pueden acceder al agua en cualquier momento del día, se mantiene la restricción horaria para las actividades deportivas, que deben respetar las franjas de 10 a 12 y de 19 a 20 horas reservadas para los mayores de 70 años, al ser considerados grupo vulnerable. Por otra parte, el uso de mascarillas no es obligatorio durante el baño o en la zona de arena, aunque ayer algunos usuarios compaginaban la exposición al sol con esta protección facial. Las playas de Palma concluyeron el día de la reapertura sin infracciones, con una jornada muy tranquila y manteniendo la seguridad para disfrutar del baño de una forma responsable.

Mal tiempo

Las playas del norte de la Isla estuvieron poco concurridas en el primer día de acceso libre. El tiempo inestable, con el cielo nublado e incluso alguna leve ráfaga de lluvia, no invitó a los residentes a darse un chapuzón ni atrajo a visitantes de otras poblaciones. Así, prácticamente los cinco kilómetros de longitud de las Platges de Muro estuvieron muy poco concurridos, sin bañistas ni los deportistas que habitualmente aprovechan las ráfagas de viento de esta zona para practicar windsurf o kitesurf. Apenas se vieron algunas personas pasear por la orilla. En Alcúdia pocas familias se atrevieron a meterse en el agua, al igual que en Pollença donde los 12 socorristas vigilaron las playas del puerto, Cala Sant Vicenç y Formentor.

En las vecinas playas de Can Picafort también reinó la tranquilidad. Se trata de un núcleo turístico y residencial, pero la afluencia de mallorquines no se percibe normalmente hasta finalizado el curso escolar, a finales de junio.

Todo lo contrario ocurrió en las playas de Palmanova, Santa Ponça (Calvià) y Camp de Mar (Andratx), donde se pudieron ver familias con niños y grupos de amigos. También había un grupo de jóvenes en Santa Ponça que junto a Alicia Gómez hacían ejercicios de calistenia.

En el Arenal de Llucmajor la presencia de gente fue constante durante todo el día. Pero en ningún momento hubo una situación de masificación. La misma situación se produjo en las playas de Santanyí, en algunas no hubo nadie en toda la mañana y en otras las familias, abuelos, aprovecharon para sacar a los nietos a correr por la arena.

En otros municipios se pudieron constatar algunas quejas hacia los responsables municipales por no tener preparadas las playas para la apertura. Así, algunos vecinos de la Colònia de Sant Jordi mostraron su enfado por no poder nadar en algunas de las playas. «Desde el Consistorio nos indican que podemos nadar en es Carbó y en la playa dels Estanys» indicaba un usuario. En Manacor fueron PP y AIPC quienes mostraron sus quejas por la falta de previsión municipal.

LLUCMAJOR.