Hector, en el interior del almacén donde se guardan objetos perdidos y hallados, parece mirar un disco de ‘Operación Triunfo’ mientras espera recuperar una cartera. Juan, policía local, está en ello. | P. Pellicer

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Habrá quien se quede con la idea de que lo que se ha perdido desde que se inició el estado de alarma –que cumple este viernes 62 días– es libertad; habrá quien incida en que por el camino ha quedado una manera de relacionarse y hasta el modo de ver pasar el tiempo. Eso seguramente es así y hay tantas maneras de describirlo como gente que lo ha estado viviendo. Pero Héctor Ricardo Otaegui no busca nada de eso en la oficina de objetos hallados del Ajuntament de Palma.

Lo que busca es una cartera tipo bolsa que extravió hace dos semanas y lo que contenía dentro. Su cartera no está tras el mostrador donde atienden dos policías locales (ambos se llaman Juan) y uno le acompaña a un almacén con todo lo imaginable. Hasta una pierna ortopédica que lleva años y que es la ‘joya’ del departamento. No hay periodista que haya pasado por ahí a quien no le hayan contado (y a su vez lo haya repetido) la historia de la pierna ortopédica.

La oficina abrió el lunes y está ubicada en el edificio municipal de atención ciudadana, en la avenida Gabriel Alomar. Estos días pasados se han ido dando citas. No sólo para recuperar objetos perdidos, sino para otro tipo de gestiones. Desde inscribirse en el padrón, a solicitar una licencia urbanística o un certificado de cualquier asunto. Hay cola en el exterior. La buena noticia es que la oficina de objetos hallados abrirá de lunes a viernes. Hasta antes de que cerrara por el estado de alarma, sólo estaba operativa martes y miércoles.

Los dos ‘juanes’ (que se identifican por el número de placa, uno lleva el 112 y otro el 868) atienden a quien previamente ha concertado una cita.

-¿Pero se perdieron cosas en la calle cuando la gente estaba confinada?

-Algo tenemos.

Un reloj y botes con metadona

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La EMT y Correos han sido los grandes ‘proveedores’ de objetos perdidos. En su mayoría, tarjetas ciudadanas, carteras, documentos de identidad y móviles. Uno lleva la fecha del 17 de marzo. De hace una semana es una maleta con ruedas «llena de ropa» y que alguien dejó en un autobús. Un policía local halló en Son Gotleu «una bolsa llena de botecitos de metadona». Entre las ‘entradas’ anotadas en el ordenador se recogen una mochila negra, una chaqueta verde y una funda de gafas. También quedaron olvidadas en un bus. La fecha es del 30 de abril. Hay un paraguas perdido en algún día de lluvia de marzo. Lo último que llegó de una gran superficie comercial corresponde a los días de ‘acaparamiento’, cuando se iba a comprar de todo en las vísperas del confinamiento. Es un reloj Tissot.

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El primer día que abrió la oficina entregaron una cartera y 90 euros. No es habitual que cuando llega una billetera, vaya acompañada de dinero. La siguiente cita del día será la de una mujer que se interesó por una cartera con 400 euros. El dinero no estaba, aunque no es del todo imposible recuperar dinero.

«En la caja fuerte debe haber unos 16.000 euros», explica Juan, el de la placa con el 868.

La oficina de objetos hallados no es la más concurrida del edificio de atención a la ciudadanía. La mayoría de personas que están en la cola están pendientes de gestiones sobre urbanismo.

«Aquí no paramos, vamos desbordados con las licencias de obras», explica el funcionario que atiende en el área de Urbanismo. Se siguieron dando citas y éstas empezaron el lunes, el día que entró en vigor la fase 1.

El Ajuntament dispone de 9 oficinas de atención a la ciudadanía como la de las Avenidas. Poco a poco reabren servicios y atienden de manera presencial.

La cola sigue cuando se aproxima la hora de cierre. Es fácil reparar en tres carteles de la fachada donde la gente aguarda. Son textos de un concurso de micro relatos de 2016 cuyo lema fue ‘el control no es amor’. Vale para meditar en la nueva normalidad.