Sansó defiende la diversificación de la economía balear para corregir su vulnerabilidad. | Teresa Ayuga

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Tras la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 avanza el hundimiento de las principales economías mundiales, un fenómeno tan insólito como inesperado. Todos los gabinetes de estudio arrojan informes catastróficos a corto y medio plazo, aunque para el catedrático de Economía Aplicada de la UIB Andreu Sansó (Manacor, 1969) los márgenes de error de estos vaticinios son muy altos; todavía hay muchas incógnitas para adivinar con certeza qué pasará. Para él, el objetivo principal «es evitar la mortalidad empresarial» para poder salir cuanto antes del atolladero.

Antes de nada, ¿cómo se encuentra? ¿Cómo lo lleva?

—Pues de la mejor manera posible, aunque el confinamiento se está haciendo largo; sólo salgo para comprar comida y para los aplausos de las ocho de la tarde.

¿Qué análisis hace de esta crisis?

—Es muy diferente a la de 2008, que obedecía a una burbuja inmobiliaria y financiera que acabó afectando a las familias y arrastró a las entidades financieras que no podían realizar su labor. La de ahora es un golpe externo impredecible. Se supone que cuando cese la epidemia, la economía se recupere, por eso es importante que las empresas puedan arrancar; hay que evitar la mortalidad empresarial.

¿Cómo?

—Se puede posponer la recaudación de impuestos, como el de Sociedades, las empresas necesitan en estos momentos liquidez. Lo mismo se puede hacer con las cotizaciones de la Seguridad Social. No tiene sentido estrangular a las empresas ahora, por eso creo que los avales crediticios del Gobierno son positivos. Además, si el Banco Central Europeo dejara dinero en tipos negativos, se facilitaría todavía más el crédito a las empresas.

¿Y en materia de fiscalidad no se pueden tomar más medidas?

—También se tendría que hacer. Es cierto que el Gobierno tendrá un fuerte incremento del gasto en prestaciones de desempleo, sanidad y horas extraordinarias; recaudaciones como el IVA o el IRPF también bajarán. España tendrá que endeudarse, y mucho. El peligro es que se dispare la prima de riesgo, por eso creo que la respuesta de Europa tiene que ser contundente. Si no se actúa con rapidez, las familias comenzarán a tener problemas pronto y esto puede provocar una crisis social importante; si no se hace habrá conflictos. No hay que dejar a nadie atrás.

¿La solución son los coronabonos, mutualizar la deuda?

—Holanda es el país más reticente a esta fórmula, pero no olvidemos que es un paraíso fiscal junto con Irlanda y Luxemburgo. Ahora se plantea la emisión de deuda perpetua, de lo que se trata es que en la UE se imponga el pragmatismo y la realidad. Mire, temporalmente, una renta básica puede ser necesaria, la gente tiene que poder sobrevivir; hay que hacer frente a una situación excepcional que afecta a las personas, las empresas y, también, a los Estados. Vivimos una situación en algunos aspectos similar a un conflicto bélico y por eso hay que salvar a los que están mal si no queremos una reacción indeseable como en Alemania tras el Tratado de Versalles.

¿Salida de la crisis en V, U o L?

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—Creo que será progresiva, aunque en Baleares la situación es más complicada; en la mayoría de países europeos la veo en V. Aquí el efecto es más impredecible, no olvidemos que puede haber rebrotes de la COVID-19 y todavía no tenemos una vacuna. El aspecto más positivo es que ahora se actúa con más rapidez; hay 41 investigaciones paralelas buscando una vacuna y en un plazo razonable puede que se encuentre. El esfuerzo científico es maravilloso, hay esperanza.

¿Cuánto durará esta crisis?

—No se sabe. A mí me gustaría que fuese corta, pero depende del virus. La inmunidad de la sociedad es un factor muy importante y las cifras de nuevos contagios están bajando; también la letalidad, que en el caso de España es muy alta. El Imperial College de Londres considera que en España tenemos la tasa más alta de inmunizados, un 15%, por delante incluso de Italia. El pasaporte sanitario permitiría acelerar la reactivación económica.

¿Son fiables las proyecciones del FMI, Banco de España, ...?

—Los márgenes de error de estos estudios son muy amplios. No se sabe la duración y el alcance de la pandemia, los datos cambian a cada instante. Los contagios en EE UU son elevados y no olvidemos que es un motor económico mundial. Las proyecciones para Gran Bretaña son igualmente funestas.

¿Hay alguna receta para Baleares?

—La declaración de territorio libre de coronavirus y el pasaporte sanitario permitiría la recuperación del turismo; para ello hay que hacer test masivos y aislar a los infectados.

En estas circunstancias los hay que abogan por un cambio del modelo económico balear ...

—Hay que diversificar nuestra economía, el modelo actual es muy vulnerable. Seremos los últimos en salir, aunque sea una crisis pasajera. No podemos apostarlo todo a un solo sector, aquí hay que potenciar otras actividades al margen del turismo. No hacerlo es arriesgado, pero no tiene que ser a su costa. Menos cantidad y más calidad, e invertir en conocimiento e innovación. El motor de la economía está en la iniciativa privada, el sector público debe potenciarla.

¿Es optimista?

—Hace dos semanas lo era más, creo que la caída del PIB balear será importante.

¿Cree que se están haciendo bien las cosas ?

—Todo es mejorable, y el confinamiento tendría que haber empezado antes y por áreas. La situación es tan crítica que ahora hay que apoyar a los responsables. Ya llegará el momento de pedirles cuentas.