Ángela ha superado el coronavirus con 97 años.

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«Pensaba que de esta no saldría con los años que tiene». María Rosa Garriga cuenta con alivio como su madre, Ángela, «poco a poco lo va sacando». A sus 97 años, la mujer se recupera después de llevar tres semanas ingresada en el hospital de Sant Joan de Deu por la COVID-19. «Estamos pendientes de que la semana que viene le hagan dos pruebas, si la primera sale negativa, en dos días se la repiten para confirmar y así puede tener el alta». Sin embargo, la evolución ha sido buena y ahora mismo está en una habitación sin síntomas visibles del virus.

Ángela estaba interna en la residencia de Sant Miquel en Palma. Su hija recuerda que cuando empezó la crisis se cerraron estos centros y no podía ir a verla. «Me llamaban y me decía que se encontraba bien». Sin embargo, a principios de este mes la llamada fue diferente. «Me dijeron que había dado positivo y que se la llevaban de la residencia».

Buena parte de esas tres semanas de internamiento también las ha pasado Rosa sin poder ver a su madre. Era informada también por teléfono: «Tenía febrícula al principio, 37 grados y medio pero fue empeorando un poco y después la fiebre aumentó». Con los días, la situación de Ángela empeoró: «Me decían, ha dado un bajón y yo pensaba que, con los años que tiene no saldría». Durante ese tiempo, desde el centro podía mantener cierto contacto con su madre a través de videoconferencias que organizaba el personal.

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Sin visitas

«Ella no se ha enterado apenas de lo que ocurría (padece una enfermedad vinculada con su edad), sin embargo, para mí lo más duro es que estuviera sola sin poder hablar con ella». Sin embargo, Ángela consiguió evitar un ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos y finalmente parece que remonta la enfermedad casi con un siglo de vida. Esa situación de asilamiento ha cambiado en los últimos días cuando los síntomas de la enfermedad han ido remitiendo y el estado de Ángel ha mejorado. Desde hace unos días, Rosa puede ir a visitarla.

Una de las primeras cosas que hizo fue tomar dos fotografías de su madre para podérselas enviar a sus hijas y que pudieran ver a su abuela.