El barco de Balearia que cubre el trayecto entre Palma y Eivissa y Formentera. | Pere Bota

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Llega, este jueves, el día 47 del estado de alarma y –de momento, y a la espera de acostumbrarse a los plazos de la desescalada– queda mirar al mar. Y saber que, al otro lado, queda Formentera, la isla pionera y oasis en el mar que anticipará la vuelta a la normalidad.

Salvo en condiciones muy regladas, trámites, permisos y papeleo, todavía no es posible viajar a Formentera desde Mallorca y la actividad en la estación marítima, salvo para el transporte de mercancías, es mínima. Es cierto que Formentera, como Eivissa, fue siempre (y los hippies lo sabían) pasaporte a la libertad.

Josep Rubio, un periodista catalán que vive en Formentera, lleva un blog que se llama Próximo Ferry que recoge, de la mano del doctor en Filología Catalana Llorenç Soldevila, toda la geografía literaria de la menor de las Pitiüses. Forma parte del manual de uso de Balearia, la naviera que cubre el trayecto entre las Islas. Uno de sus barcos es visible en el puerto de Palma, donde camiones de mercancías y coches esperan embarcar en el buque de Trasmediterranea a Valencia.

Adrián aguarda en su vehículo el embarque. Le echaron del trabajo, en una empresa de márketing, y se vuelve a casa con su padre. «Llamé a la policía para saber cómo podía viajar y les expliqué mi situación. Me dijeron que llevara el justificante del despido», explica. Fran conduce otro de los coches. Detrás va su esposa. Son de Ciudad Real y también han perdido el trabajo. Era en hostelería. Llevan dos bicicletas atadas al maletero. En nada, también habrá más bicicletas por Palma. Por lo pronto, y desde el martes, ya funciona el servicio municipal de BiciPalma.

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Las bicicletas

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El destino de Mauro es más lejano. Es italiano, estaba con un Erasmus y se vuelve a casa. Alejandro observa y toma nota mental de todo. Es vigilante de la Tras y explica que la gente que viaja estos días o son «trabajadores que se van a su casa» o transportistas de mercancías. Lleva en ese puesto desde antes de que comenzaran las limitaciones por la pandemia.

Una mujer con sus hijas y una familiar más esperan en uno de los bancos del interior de la estación marítima. También su punto del destino es la capital de Turia. Débora cuenta que trabajaba en el aeropuerto. «Nunca hemos salido en un periódico», dice tras aceptar posar para una fotografía con la familia al completo. Su marido se dedica a la construcción.

Puertos y aeropuertos se quedan para el tramo final de la ‘nueva normalidad’ que anticipó el presidente Sánchez en su comparencia del martes y que tendrá el 2 de mayo el primer anticipo de lo que podrá ser.

A partir del sábado estarán permitidos los paseos. También en bici. Hasta ahora, en esta nueva legalidad que se construye sobre la marcha, se entiende que las bicicletas son un medio de transporte para ir de casa al trabajo o a cualquiera de los lugares que fijó el primer decreto y las órdenes que lo desarrollan. Está claro que también se utilizan para pasear junto al mar aunque no sea hasta el sábado cuando dejará de llamar la atención el paso de bicis.

Las del BiciPalma esperan en las 37 estaciones y 660 puntos de anclaje del Ajuntament. Según la EMT, hasta 3.440 personas eran usuarias del servicio municipal de bicicletas. El Consistorio ha sacado a la calle «unas 200» de las 290 de las que dispone. El resto entrarán en servicio según sea la demanda. Después –según se informa desde el equipo del alcalde José Hila– se definirá si hacen falta nuevos carriles bici y se diseña una ciudad «más habitable» donde se reduzca el uso del coche particular.

La hoy delegada del Gobierno, Aina Calvo, dio cancha a los carriles bici cuando fue alcaldesa. Incluso construyó uno por las avenidas que el siguiente gobierno se llevó por delante. Habrá que esperar cómo va la desescalada que empieza al otro lado del mar: en la Formentera libre.

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