Los balcones, por pequeños que sean, suponen un alivio en estos tiempos de encierro. | Teresa Ayuga

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El confinamiento por el coronavirus de los baleares en sus viviendas ha puesto de manifiesto en numerosos casos las reducidas dimensiones de sus viviendas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), de las 454.300 viviendas de las Islas, 14.300 tienen unas dimensiones inferiores a 46 metros cuadrados, mientras que 94.800 oscilan entre los 46 y los 75 metros cuadrados. Más de 165.700 unidades cuentan entre 76 y 105 metros cuadrados y 105.500 tienen una superficie de entre 106 y 150. Por último, el INE destaca que 74.000 viviendas baleares cuentan con más de 150 metros cuadrados.

«Es cierto que los arquitectos hemos visto cómo se ha ido ajustando el tamaño de las viviendas en los últimos años. Las promociones privadas tienden a aprovechar de una manera bastante importante los metros. También ha pasado con las VPO, donde ya te dicen las dimensiones que deben tener las viviendas», señala Ignacio Salas, presidente de Mallorca del Col·legi Oficial d’Arquitectes de les Illes Balears (COAIB).

Salas advierte que «en el Ensanche de Palma el ratio de las viviendas está en valores de entre 60 y 70 metros cuadrados. Cuando diseñas una vivienda suele oscilar entre los 40 y los 90». El presidente de COAIB-Mallorca advierte que «la Ley de Urbanismo del suelo balear señala que en zonas urbanas el ratio de viviendas por hectárea permite una superficie media de entre 40 y 100 metros cuadrados».

Estas viviendas de nueva construcción contrastan con las que se levantando hace 60 o 70 años: «El suelo no era tan caro, el concepto de famila era más grande y oscilan entre los 140 y 160 metros cuadrados». Vivir el confinamiento en una vivienda así, supone un cierto alivio.

Pero lo que se ha convertido en el aspecto más ansiado son los balcones, terrazas, patios y jardines, ahora mismo los elementos más ansiados para aquellos que están confinados en espacios reducidos o sin salida al exterior.

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Balcones cerrados

«Hoy en día tener una terraza o un patio es algo extraordinario. Pero muchos de estos balcones se han ido cerrando porque no valorábamos asomarnos a las calles por culpa de los coches. Estos balcones se han incorporado al espacio interior», dice Salas.

Es el caso de esas lavanderías que se han cerrado y que ahora se echan en falta. «Ha sido una tendencia importante y ahora mismo se apreciaría más tener un balcón», dice Salas.

Los expertos ya advierten que se irán sucediendo diferentes etapas de encierro y apertura hasta que se encuentre una vacuna. Pese a ello, Salas no cree que esta situación varíe el diseño de viviendas post-covid19: «Tendrá más repercusión el cambio climático», asegura Salas.

De clases altas viajeras a pisos pequeños sin poder aislarse

El coronavirus no es igual en grandes viviendas que en una reducida y, además, atestada de residentes. Desde el UVAC (Unidades Volantes de Atención a la COVID-19), señalan que «al principio íbamos a casa de gente más pudiente que había viajado a zonas de riesgo, pero ya se ha extendido a todos los estratos sociales».

No todos los domicilios permiten una atención correcta o un buen aislamiento. Se han encontrado enfermos con muchos convivientes que se han tenido que derivar.