Esta estantería es un punto de recogida de la donación de material que la población ha hecho a Son Llàtzer.

TW
5

Si la vida te da limones, haz limonadas, dice el refrán. La acuciante falta de material de prevención para los profesionales sanitarios que trabajan en primera línea para ayudar a los infectados de COVID-19 disparó el ingenio de mucha gente. En Madrid, una de las comunidades con mayor saturación de pacientes, empezaron a verse máscaras de buceo de Decathlon y, cuando la restricción de material llegó a Baleares, ningún experto quiso descartar su uso.

Muchos trabajadores hicieron llamadas a la población para disponer de sus máscaras y como la solidaridad no escasea, Son Llàtzer dispone de un alto stock de este material que puede servir como de máscara de protección e incluso como respirador para los pacientes más críticos.

Noticias relacionadas

De momento desde la gerencia explican que la Unidad de Higiene hospitalaria está comprobando su utilidad. «Si son confortables, si se limpian bien, si se acumula el CO2 dentro cuando la llevas puesta...», explica Xisco Marí, responsable del centro hospitalario. «Hemos visto que poniendo filtros sirve como mascarillas con la misma protección que una FFP2 y estos filtros pueden hacerse con impresoras 3D», añade.

De momento se ha hecho acopio de material y se ha comprobado su funcionalidad. Sin embargo, tras la llegada a principios de esta semana de nuevas mascarillas de protección y en un escenario en el que todavía no faltan respiradores, «si hay que tirar de las máscaras de buceo se hará, pero con la entrada de material de momento no es necesario», explica Marí.