Prototipo de respirador automático fabricado con impresoras 3D que espera su validación. | CORONAVIRUS MAKERS

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Ahora mismo hay una treintena de voluntarios mallorquines, 1.500 en toda España, con impresoras en 3D en sus casas que se preparan para imprimir piezas que componen los primeros respiradores autónomos Open, basados en el sistema Jackson Rees. El objetivo es ayudar a los enfermos de coronavirus. Este colectivo forma parte de una red nacional conocida como Coronavirus Makers que en poco más de tres días están creado un prototipo de respirador con la ayuda de médicos, anestesiólogos e ingenieros.

En estos momentos este prototipo está testeando en un hospital de Asturias en simuladores de pulmón para validar el modelo lo antes posible. «En el momento en el que den el visto bueno, empezaremos a construir los aparatos», señala Víctor Gómez López, coordinador del equipo balear. Equipos extranjeros también esperan el visto bueno para empezar a imprimir las piezas en sus propios países.

Coordinación

Por su parte, el equipo mallorquín está a la espera de las instrucciones de la coordinación nacional. Hasta el momento, en estas impresoras 3D de la Isla ya han fabricado ocho palas que forman parte del respirador. Mientras tanto, están imprimiendo mascarillas, pantallas para proteger el rostro y pantallas protectoras que están repartiendo en comercios y farmacias para separar al dependiente de los clientes.

El grupo hace un llamamiento a aquellos que tengan impresoras 3D para que se sumen a la iniciativa y se ha lanzado una campaña de crowfunding que ayude al coste que ha supuesto a estos voluntarios la fabricación de estas piezas.

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«Hasta ahora hemos ido tirando con el material que teníamos en casa pero se nos está agotando. Con nosotros colabora Mallorca Electrónica y el colegio Luis Vives, que ha donado 4.300 hojas de acetato para hacer las pantallas», dice Víctor Gómez.

Desde Fablab Mallorca están organizado el movimiento en Balears y 3D Soma colabora muy estrechamente con el equipo mallorquín. «El proyecto nace de la necesidad para atender a los pacientes», dice Víctor Gómez, que forma parte de Fablab.

En la web coronavirusmakers.org se han organizado a nivel nacional para crear el prototipo. Esta semana se ha ido desarrollando el prototipo y «hay personas que han estado tres días sin dormir para diseñar los componentes. A nivel local nuestra estructura de impresión está jerarquizada. Yo recibo los archivos del grupo nacional de desarrollo y se lo transmito a mi equipo», explica el representante de Coronavirus Makers.

«A nivel nacional se está conversando con el Ministerio de Sanidad para prestar nuestra colaboración en los hospitales con enfermos de coronavirus», dice Gómez.

En Italia se ha dado el caso de dos ingenieros que han replicado un respirador que tiene un coste comercial de 10.000 euros. Ahora, la empresa propietaria de esta patente plantea una demanda millonaria contra estos voluntarios con impresoras 3D. «Es una vergüenza que ocurra en estos momentos. En nuestro caso todo es open hardware. No hay patentes aquí, es un modelo desarrollado desde cero. Hay gente que lleva tres días sin dormir para crear este prototipo impreso en 3D», señala.

El colectivo Coronavirus Makers se comunica a través del grupo de Telegram CV19_FAB_BAL y en twitter son ReesistenciaT.