La réplica de la cimera del Rei Martí que hay en Cort y que cada 31 de diciembre se exhibe en el marco de la Festa de l’Estendard. | ARCHIVO

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La reivindicación que el Ajuntament de Palma inició la anterior legislatura para que el Estado le cediera la cimera del Rei Martí y otras reliquias pertenecientes a los reyes de Mallorca que desde el siglo XIX permanecen en la capital del Estado tienen un precedente en la Segunda República, como ponen de manifiesto unos documentos municipales, hasta la fecha inéditos, que se custodiaban en el Castell de Bellver.

Cuando todavía no era alcalde, en 1932, Emili Darder ya firmó un acuerdo de la Comisión de Cultura, que presidía, en la que instaba a que Madrid devolviera las armas y monturas de los antiguos monarcas, unos objetos que «tienen un mérito y un valor artístico no escasos y nos ofrecen a nosotros los mallorquines el mayor interés por su significación histórica». El yelmo o cimera del Rei Martí, así como la espada atribuida al Rei en Jaume, ya permanecían entonces en la Armería Real. Recogiendo la voluntad de la mayoría del Consistorio, Darder esgrimía que su exhibición «avaloraría grandemente» el Museo de Arte Antiguo que el Consistorio quería instalar en Bellver.

La solicitud firmada por Darder no quedó en papel mojado y José Tomás Rentería, alcalde accidental de Palma en 1933, escribió al gobernador civil a fin de que elevara la petición a instancias superiores. Así se hizo, y el gobernador civil trasladó la solicitud al presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña, añadiéndole una observación personal: que de aceptar la cesión «satisfacería un vivo anhelo de esta ciudad».
Petición denegada

Los documentos hallados en el Castell de Bellver revelan que el presidente del Consejo de Ministros delegó la petición en el director general de Bellas Artes, el cual a su turno la desvió al director general de Propiedades, «de cuya ilustre competencia es el asunto planteado». La resolución denegando la solicitud municipal llegó a Mallorca el 13 de marzo de 1933. La razón alegada es que «de otorgarse, se desmembraría considerablemente la riqueza histórica que está reunida en la Armería del Palacio Nacional».

El Ajuntament de Palma retomó –desconociendo el precedente de la Segunda República– la petición para que Madrid accediera a ceder los valiosos objetos que los reyes de Mallorca legaron a la ciudad. Cort planteó varias fórmulas, desde su devolución hasta la cesión temporal para que se exhibieran en La Almudaina.

En abril de este año, el entonces alcalde de Palma, Antoni Noguera, envió una carta a la vicepresidenta del Gobierno y al presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional reiterando la solicitud, una solicitud que se vio reforzada después de que diecisiete entidades civiles –desde la Societat Arqueològica Lul·liana a la Obra Cultural Balear pasando por el Cabildo de la Catedral o la Federació d’Associacions de Veïns de Palma– la secundaran.

Desde el Gobierno respondieron a Cort que no podían facilitar una respuesta porque, al estar en funciones –como ahora– no podían tomar una decisión.

Una de las fiestas civiles más antiguas de Europa

La Festa de l’Estendard, en el marco de la cual los regidores de Cort colocan el Estendard Reial de la Conquesta de Mallorca y se exhibe la cimera del Rei Martí l’Humà, es considerada una de las fiestas civiles más antiguas de Europa. El pregón, que será pronunciado en la sala de plenos el 27 de diciembre, correrá a cargo de la escritora Rosa Planas. El 31 los regidores sacarán el Estendard Reial a las 10.15 horas, a las 10.30 se celebrará una misa en la Seu, a las 12 se representará La Colcada y a las 12.15 se entregarán las Medalles d’Or.