Laura Camargo, con una camiseta de Camboya, antes de la entrevista. | Jaume Morey

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Acaba de participar en la Universidad de Verano Anticapitalista que cada año organiza este grupo, el que impulsó Podemos. Este lunes empieza sus clases en la UIB, donde explicará la realidad desde la sociolingüística. Hablará de discurso, conversación y significado. Fue portavoz de Podemos en Baleares y quiso liderarlo. Pero todo eso empieza a ser pasado para Laura Camargo. Aquí lo explica.

¿Qué hace todavía en Podemos?

—Soy de Anticapitalistas, que cada vez está más fuera de Podemos, aunque fue el grupo cofundador. Aquí, en Baleares, tuvimos un papel muy desatacado. Este invierno tomaremos una decisión colectiva sobre qué hacer. Somos críticos, tanto en el funcionamiento de la dirección como en sus posicionamientos. Anticapitalistas sigue en Podemos, pero hemos sido apartados de la toma de decisiones, que se dan en un círculo cada vez más reducido.

Usted sigue en el Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos.

—Por poco tiempo. La presencia de ‘anticapis’ es testimonial. Voy a dimitir; también como responsable de Educación. No me iré sola y explicaré las razones.

Adelánteme alguna.

—Básicamente, que el Consejo Ciudadano Autonómico es un órgano florero que no toma ninguna decisión relevante. Lo importante se acuerda en reuniones a las que asiste un núcleo, cada vez más pequeño, del Consejo de Coordinación. No hay democracia interna y, en definitiva, no comparto su apuesta por ser muleta del PSOE.

¿No tenía un acuerdo con Mae de la Concha, la secretaria general?

—Las palabras van por un lado y los hechos por otro. Mae quiso integrarme, pero sus fontaneros se dedicaron a machacar a gente de mi lista, como Aligi Molina [exconcejal de Palma], al que dejaron solo. Quisieron recuperarme a mí para lavarse la cara pero, en realidad, nos querían lejos de la toma de decisiones. Y hay más motivos que me alejan de Podemos; ya estoy más fuera que dentro: la gente que ocupa responsabilidades está más por su silla que por un proyecto transformador.

¿También en el Govern?

—Sí. Pactaron quedarse con las migajas que les dio el PSOE. Més batalló por conseguir algo, pero Podemos se limitó a arrodillarse. Sólo buscaba entrar en el Govern.

¿Este Podemos de Baleares no es el mismo del que fue cofundadora?

—No, desde luego. No se parece en nada. Lamentablemente se ha llenado de gente que no quiere transformar nada, sino que está por la silla. Está lleno de trepas.

¿Todo Podemos?, ¿algún nombre en concreto?

—La mayoría de gente que ocupa cargos, no toda, no está por el proyecto. No daré nombres. Hablo de una estrategia de la dirección. Desde la actual Secretaría de Organización [puesto que ocupa Alejandro López, aunque no lo cite ] se ha alentado y permitido que personas con determinados perfiles alcancen responsabilidad y cargos públicos. Hay una estrategia de canibalismo político que se verá en Palma.

Alberto Jarabo es el portavoz del gobierno municipal de Palma.

—Una decisión muy inteligente del alcalde de Palma, que es del PSOE.

¿Por qué?

—He visto varias veces que los éxitos de la gestión municipal los anuncia el PSOE y que Jarabo se encarga de los marrones. El PSOE nos ha ganado la mano.

¿Hay futuro político para la izquierda fuera de Podemos?

—Hemos debatido sobre cómo configurar un frente amplio, un paraguas electoral progresista, de reinventar la izquierda. Si hay elecciones, puede estar Podemos, IU, las confluencias y otras organizaciones de izquierda con autonomía.

Podemos no renuncia a sus siglas.

—Con un Podemos más humilde sería posible un frente amplio. El mejor resultado en unas autonómicas ha sido Adelante Andalucía.

¿Qué le parece el Govern balear?

—Que es preferible a uno de la extrema derecha decrépita. Aunque no tocarán nada de lo esencial. Ni cambiarán el modelo económico ni nada de lo fundamental, como la lucha contra el cambio climático.

El responsable de eso es Juan Pedro Yllanes, de Podemos.

—Si luchar contra el cambio climático es poner placas solares en los hoteles y mantener la autopista de Llucmajor a Campos, mal empezamos.

Aurora Ribot la defendió.

—Lo más duro de aceptar esa carretera fue la asimilación cada vez mayor al discurso del PSOE. Es como si Podemos asumiera toda la herrumbre del PSOE, que es lo que hace Jarabo en Cort. Al menos, en Més hay debate.

¿Més es una opción?

—Més es lo más parecido a la opción de Errejón, que no es la mía.

¿Cuál es la opción de Errejón?

—Quiere construir una especie de CEDA [alude a la Confederación Española de Derechas Autónomas, partido político de la II República] progresista. El interlocutor de Errejón en Balears es Més.

Habla más claro como profesora que como política.

—No lo creo. Siempre he sido muy clara. Es cierto que tener un cargo público te lleva a ciertas dinámicas. Pero no he cambiado de piel por no tener cargo, aunque sí pueda desmarcarme con más rotundidad.

¿Usted y nadie más?

—Hay mucha gente que piensa y siente como pensamos en ‘anticapis’. Ahí están Balti [Baltasar Picornell, expresidente del Parlament ], Aurora Jhardy  [exconcejala  de Palma] y más. Hay algo que nos diferencia de los trepas: que venimos de la calle y que sabemos volver a la calle.