El estudio calcula que el 25 por ciento de las cremas solares acaba en el agua, mayoritariamente en la zona más superficial. | S. Cases

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Investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) han detectado la presencia de componentes químicos procedentes las cremas solares en el fitoplancton y en algunos peces de las aguas de Baleares. Un estudio realizado en el año 2013 por el investigador David Sánchez-Quiles detectó la presencia de grandes cantidades de dióxido de titanio en aguas de la playa de Palmira (Calvià). Al día se vierten al mar cuatro kilos de este producto procedente de las cremas solares. El equivalente de estas cantidades al global de Baleares implica que cada día de verano llegan al mar alrededor de 400 kilos de restos químicos procedentes de las cremas solares.

Por comparación con estos datos, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) lamenta la alarma generada por las seis alertas por contaminación ambiental que se han producido desde 2010 en aguas de las Islas por el vaciado de las piscinas de los cruceros.

Destacan que en ese mismo periodo, se habrán registrado 5.236 escalas en el puerto de Palma. «Lo que confirma en último extremo esa noticia es que los cruceros cumplen estrictamente con la normativa, que incluso las alertas son mínimas y que todas se resolvieron sin contemplar infracción alguna», señala Alfredo Serrano, director en España de esta asociación.

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La investigación del Imedea demuestra que la concentración de estos productos químicos es especialmente intensa durante algunas horas al día. El estudio comprobó cómo estos componentes se adhieren al fitoplancton y de ahí llegan a los peces a través de la cadena alimentaria. Se han detectado restos productos solares en mejillones, almejas y otros peces en aguas de Baleares.

David Sánchez-Quiles explica, además, que estos productos químicos también llegan al mar a través de los desagües por una doble vía: la más evidente es con el agua de la ducha que elimina los restos de crema. La otra vía es que el cuerpo absorbe estos elementos a través de la piel y los elimina después con la orina, por lo que llegan a las depuradoras donde se depura entre un 40 y 60 por ciento del total. El resto vuelve a fluir al mar.

El investigador señala que otros estudios ya han descubierto restos de productos de crema solar en el hígado de los delfines y, lo que es más llamativo, en cormoranes, ya que estos se alimentan de peces. «Las cremas solares en las aguas costeras pueden producir efectos perjudiciales en el ecosistema marino ya sea porque pueden inhibir el crecimiento en algunas especias de fitoplancton ya sea porque micronutrientes esenciales puede estimular el crecimiento de otras», dice el estudio.