El padre superior, Gil Parès, fray Stephan Baska y los voluntarios, junto a los panes. | Amalia Estabén

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La fiesta de Sant Antoni de Padua se celebró este jueves en la iglesia de los padres Caputxins de Palma, donde tiene lugar su veneración, siendo mucha la afluencia de fieles durante todo el día.

La jornada del santo, popularmente conocido en Mallorca como dels albercocs y conocido mundialmente como consuelo de los pobres, abogado de todas las causas y de forma simpática, casamentero, buscador de objetos perdidos y afín a los donativos, se inició a las 7.20 de la mañana, con la celebración de la primera misa y posterior bendición de los típicos panecillos.

En el zaguán del templo se instaló la mesa donde se pusieron a la venta las velas, estampas, libros y llas bolsitas, conteniendo dos piezas de pan que se vendieron al precio de un euro, como también las velas. Los devotos entraron luego a encender las velas, que se dispusieron en la capilla del santo y subir al camarín para venerar su imagen.

El superior de los Caputxins de Palma, Gil Parès señaló que «los donativos que recibamos de la venta de panes, velas y recuerdos, se revertirá en el Pan de Sant Antoni. El resumen de entregas que damos a conocer el día del santo, en cuanto a donativos durante el 2018, de promedio fueron: de 252 bocadillos diarios; 60 bolsas de alimentos para familias y 136 bolsas de fruta y verdura, promedio de dos al mes. La generosidad de los mallorquines sigue muy puntual, y recibimos alimentos de las empresas y particulares, ya que están muy sensibilizados con las necesidades sociales». Por la tarde se celebró misa solemne, que estuvo presidida por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull.

Si se desea ayudar a esta causa, llamar al 971 71 51 62.