Las playas de Santa Margalida reciben una bandera negra. | Teresa Ayuga

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Los vertidos de aguas residuales y la mala depuración concentran la mayor proporción de las 48 'Banderas Negras' que este 2019 ha concedido Ecologistas en Acción para denunciar «los casos más destacados de despropósitos medioambientales» de las costas españolas.

En concreto, según el informe anual que se ha presentado este jueves en Santander, de las 48 'Banderas Negras' que otorga el colectivo, un total de 15 corresponden a vertidos de agua, el 31% del total.

Según el informe, estas son las dos peores de Mallorca:

Playas de Santa Margalida. La depuradora de Son Bosc, única de la zona, que data de 1990, da servicio a los núcleos urbanos de Playas de Muro y Can Picafort, pero carece del tratamiento terciario necesario poder cumplir con la normativa de vertidos en las bahías. Con ello, sus efluentes contaminan la emblemática zona húmeda de s’Albufera, debido a filtraciones y averías, y la propia bahía de Alcúdia, con las aguas que se infiltran hacia el mar por la zona de Son Baulò.

El exceso de materia orgánica es especialmente dañino para las bahías, al tener menor capacidad de renovación de sus aguas, siendo más acusado en los primeros 15 metros de profundidad de la costa, que es la que usan los usuarios (zonas de baño) y contribuyen a la eutrofización, turbidez de las aguas y a la proliferación de microalgas mucilaginosas que recubren el fondo en Can Picafort (Santa Margalida).

Cuando se producen episodios tormentosos coincidentes con la temporada de baño, las aguas pluviales desbordan la de por sí insuficiente capacidad de la depuradora existente, por lo que llegan al mar grandes cantidades de aguas fecales sin ningún tipo de depuración.

Camp de Mar. La plataforma otorga la bandera negra al proyecto de construcción de un megaresort de lujo en Camp de Mar, que se extenderá a lo largo de 40.000 m2, con 600 plazas, 13 piscinas (11 exteriores y 2 interiores), 5 restaurantes y 1 gimnasio con sauna.

La inauguración del complejo hotelero, que estará situado junto al Club de Golf de Andratx, se anuncia para el año 2020, y aseguran que «constituye un hito más de la desbocada turistificación que se está produciendo en las Islas Baleares».