La Reserva Marina de la isla del Toro se creó en 2004. | Govern balear

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La isla del Toro, en el municipio de Calvià, es el lugar de muestreo con mayor biomasa de entre los 36 puntos estudiados en las reservas marinas de Baleares, con un valor de 34,8 kilos por cada 250 metros cuadrados, que se sitúa una vez y media por encima del siguiente con peces.

En la última campaña de seguimiento de los peces de hábitats rocosos litorales, en la isla del Toro se han detectado 34,8 kg/250 m², cifra que multiplica por 1,5 la medición de peces en el Faralló de Cala Gat (situado dentro de la Reserva Marina del Llevant de Mallorca) y por 1,6 la realizada en s’Espardelló (reserva integral dentro de la Reserva Marina dels Freus de Ibiza y Formentera).

Dentro de la propia Reserva Marina del Toro, otro de los puntos donde se ha realizado muestreo, Rafalbeig, con 9,3 kg/250 m², también se sitúa entre los lugares punteros con mayor biomasa, con un valor prácticamente idéntico al de s’Espardell (reserva integral dentro de la Reserva Marina dels Freus de Ibiza y Formentera), ha informado la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca en un comunicado.

La biomasa total del conjunto de especies vulnerables ha aumentado de manera continuada en la reserva del Toro desde que se creó la reserva. El valor promedio alcanzado en 2018 (16,2 kg/250 m²) cuadruplica el medido en 2005, e implica que se ha multiplicado por 1,7 respecto a la campaña inmediatamente anterior, de 2016.

Otro buen indicador del llamado «efecto reserva» en el Toro es la distribución de la biomasa entre especies y su evolución.

En 2016, ya se observó que la reserva ha pasado de una comunidad íctica dominada por espáridos, principalmente el sargo (Diplodus sargus) y la mojarra (Diplodus vulgaris) a otra con especies longevas y de nivel trófico más elevado como son corballo o corvina (Sciaena umbra), y el mero (Epinephelus marginatus), que suponen la mayor parte de la biomasa.

Esta tendencia ha continuado en 2018: ha pasado de una contribución conjunta del corballo y el mero del 50 % en 2016 al 65 % en 2018.

La presencia del mero sigue mostrando signos de recuperación en la reserva del Toro, con un aumento de biomasa que se ha multiplicado por 34 (con 4,4 kg/250 m²) respecto a 2005, y por 1,6 respecto a 2016.

Esta tendencia es paralela a la de la densidad, constante también en el aumento de las tallas pero sin dejar de haber reclutamiento.

El caso del corballo es parecido, con una recuperación ininterrumpida en el Toro y factores de incremento interanuales de la biomasa muy elevados debido a los bajos valores iniciales tanto de densidad como de biomasa en 2005

En esta especie se ha pasado de una biomasa media de 0,02 kg/250 m² en 2005 a 6,2 kg/250 m² en 2018 (se ha multiplicado por 284). Destaca en particular el aumento entre 2016 (2,2 kg/250 m2) y 2018, que comporta que se ha multiplicado por 2,9 y además ha habido un desplazamiento claro hacia tallas mayores que en años anteriores.

La Reserva Marina de la isla del Toro se creó en 2004. Desde entonces se han llevado a cabo campañas de seguimiento de los peces de hábitats rocosos litorales en 2005, 2007, 2009, 2016 y 2018.

Esta serie temporal, que abarca 14 años desde su creación, corresponde a los muestreos del llamado estrato superficial, entre 0 y 15 metros de profundidad.

El método de muestreo utilizado para este seguimiento es no destructivo y se utiliza en la mayoría de áreas marinas a protegidas (AMP) mediterráneas. Consiste en censos visuales con escafandra autónoma sobre transectos de 50 por 5 metros (250 m²).