Imagen de un cachalote, una de las especies de cetáceos presente en el Mediterráneo. | Tursiops

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La Asociación Tursiops ha realizado un estudio sobre la presencia de cetáceos en los montes submarinos del Canal de Mallorca que, mediante técnicas de acústica pasiva, analiza la presencia de estos animales así como su relación con el ruido submarino en los montes submarinos de Olives y Emile Baudot del Canal de Mallorca.

Así ha informado la entidad a través de un comunicado en el que han concretado que el proyecto, titulado Caracterización de la presencia de cetáceos en los montes submarinos del CanaL de Mallorca: CALMA y que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, pretende facilitar la inclusión de los montes submarinos del Canal de Mallorca en la Red Natura 2000.

En este sentido, han avanzado que el estudio prevé una segunda fase en 2019 que, bajo el nombre CALMADOS, analizará la presencia y evolución de cetáceos y su relación con el ruido marino en el monte submarino Ausiàs March, ya que la de los montes de Olives y Emile Baudot se ha realizado en 2018 al estudiarse cada una de las montañas durante un año completo.

Además, la investigación completa el proyecto LIFE IP-INTEMARES para la declaración de nuevas zonas protegidas para hábitats al aportar información sobre la caracterización de mamíferos marinos valorando su posible correlación con una de sus amenazas de conservación, el ruido submarino, por lo que además de cetáceos el proyecto aporta información sobre aves y tortugas marinas.

Por otro lado, la organización ha destacado que los proyectos junto continúan los estudios impulsados por la Dirección General de Medio Marino del Govern sobre la correlación de la presencia de cetáceos y el ruido submarino en Baleares. De hecho, el Ejecutivo autonómico ha apoyado el proyecto con la cesión de archivos acústicos recogidos en 2015 en el Monte Emile Baudot.

Finalmente, Tursiops ha remarcado que el proyecto contribuye a valorar los ecosistemas ligados a las montañas submarinas que, pese a ser enclaves de especial interés ecológico, «todavía están poco estudiados» por la dificultad de trabajo a grandes profundidades.