Asunta Vivó, directora ejecutiva de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, durante la conferencia. | Teresa Ayuga

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«La violencia no puede combatirse con más violencia. El respeto y la protección del derecho fundamental a la vida son más importantes que cualquier tipo de venganza». Asunta Vivó, la directora ejecutiva de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, pronunció este jueves en el Club Última Hora un duro alegato contra la pena capital y explicó la lucha diplomática que el organismo lleva a cabo a todos los niveles para su abolición en el mundo entero. «Espero que en nuestra vida podamos ver un mundo sin pena de muerte», deseó.

Vivó explicó cómo la aplicación de la pena capital se da en países en los que vive más de la mitad de la población mundial, aunque cada vez son más quienes optan por la abolición. La abogada y activista menorquina, que lleva más de veinte años de lucha contra la pena de muerte en distintos organismos, relató a los asistentes cómo la presencia de antiguos líderes mundiales en la comisión sirve para acceder a los gobiernos al más alto nivel. Puso como ejemplo la reciente audiencia en Roma de una delegación de la organización con el Papa. Recordó que el cambio en el Catecismo que condena la pena de muerte incluye una referencia a la comisión.

La activista argumentó que en «la mayoría de los países donde se dictan sentencias de muerte, las condenas se impusieron en procedimientos que no cumplen las normas internacionales sobre juicios justos». Explicó que «nunca se puede descartar el riesgo de ejecutar a inocentes» y puso como ejemplo el caso de Estados Unidos, donde desde 1973 se ha demostrado la inocencia de más de 160 condenados. Puso como ejemplo el caso de Joaquín José Martínez, el primer español en salir del corredor de la muerte, un caso que trató de cerca. También explicó que no disuade contra el crimen, es discriminatoria porque recae, «de manera desproporcionada», sobre personas desfavorecidas o de minorías. Vivó señala que algunos países, como Irán, Sudán, Arabia Saudí o Egipto utilizan la pena de muerte también como herramienta política para castigar a los opositores.

Incidió en cómo el perfil de los miembros de la comisión permite que accedan a los gobiernos de los países retencionistas y trabajar con ellos de forma discreta y al más alto nivel.

La conferencia fue presentada por la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, Neus Linares, que señaló: «La pena de muerte es el fracaso de la Justicia; es el ojo por ojo; es la expresión de la ineficacia en la lucha contra el crimen; es la aberración de un sistema penal que da apariencia de legalidad a la ejecución del otro, y es la negación del derecho fundamental a la vida».

A la conferencia, celebrada en el Caixa Fórum, asistieron, entre otros, la consellera de Serveis Socials, Fina Santiago; el comandante general de Balears, Juan Cifuentes, además de numerosos abogados y juristas, como Rafael Perera o Bartomeu Tous.