El canónigo Llorenç Alcina Rosselló. | Teresa Ayuga

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Ha muerto a los 80 años el sacerdote palmesano Llorenç Alcina Rosselló, canónigo de la Seu y que fue rector del Seminari Major. Dos aspectos definían su personalidad. Por un lado, fue un intelectual profundo, de gran formación filosófica y muy preocupado por promover el diálogo interreligioso, sobre todo entre cristianos. Por el otro, era un religioso profundamente místico. Y reflexivo como pocos.

Le tocó vivir una época compleja. Ordenado sacerdote en 1967, vivió de lleno, en sus últimos años de formación y en los primeros en el ejercicio de su vocación, el gran cambio que supuso el Concilio Vaticano II, cuyos valores defendió con intensidad y convicción.

En aquella época el obispo Rafael Álvarez Lara le nombró su secretario mientras la Iglesia cambiaba a marchas forzadas.

Llorenç supo ser nexo entre dos épocas. Conjugó el misticismo de sus mayores con el espíritu innovador de los sacerdotes jóvenes. Más tarde (fiel al legado de Juan XXIII) se convirtió en el gran impulsor diocesano del entendimiento entre religiones. De hecho, fue nexo durante toda su vida. Este martes se celebra su funeral a las 20 horas en la Seu.