El año pasado unas 188 personas dormían a diario en alguna calle de Palma. | Teresa Ayuga

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Unas doscientas personas sin techo pasarán este jueves otra gélida noche a la intemperie en las calles de Mallorca, según prevé la Cruz Roja, cuando la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica una temperatura mínima de cinco grados.

Según el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), el año pasado unas 188 personas dormían a diario en alguna calle de Palma y otras 21 lo hacían en plazas o vías de otros municipios, de los que 170 eran hombres, 33 mujeres y otros 6 no fueron identificados.

La coordinadora de la Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES), Marga Plaza, ha indicado en declaraciones a Efe que tiene previsto que las cifras de 2018 «sigan la misma tendencia» o registren un «ligero aumento».

La línea de emergencia de la UMES se lleva a cabo durante las 365 noches del año, entre las 22.00 horas y las 03.00 horas, y ofrece alimentos, mantas y acompañamiento hospitalario a aquellas personas que viven en la calle.

También ha precisado que la UME trabaja en función de las llamadas que recibe el Servicio de Emergencias 112, que muchas veces es alertado por vecinos y policías de que hay personas sin techo durmiendo en calles o en espacios abiertos de sucursales bancarias.

Todas las noches, una UME compuesta por un trabajador social, un monitor y varios voluntarios se desplaza, principalmente, por la Bahía de Palma, desde Calviá hasta Llucmajor, para atender a los indigentes.

Además, señala que más de la mitad de las personas sin hogar que figuran en su registro son de nacionalidad española, aunque también hay nativos de países del este, y que la franja de edad oscila entre los 40 y 60 años.

Cerca del cementerio municipal de Palma han levantado cuatro chabolas, dos de ellas sirven de refugio para la familia de Eugenio, un rumano de 52 años que vive junto a su mujer, de 48 años, y su suegra, una anciana de 84 años que tiene parálisis en una mano.

Eugenio, que trabajó ocho años fregando platos en un restaurante de Castilla y León, asegura que la única ayuda que han recibido es de Cáritas, cuyos trabajadores se suelen acercar hasta estas chabolas para ofrecerles mantas durante el invierno.

También ha explicado que empleados del Ayuntamiento de Palma visitan a menudo la zona, pero solo para inspeccionar las colonias de gatos, aunque recuerda que, de manera altruista, uno de estos trabajadores le ha dado alguna vez cinco euros para comprar comida.

Este rumano, que se mudó a la isla porque su mujer enfermó y le aseguraron que la sanidad aquí era «muy buena», explica que con la chatarra que vende, por la cual le pagan unos 40 euros, pueden alimentarse durante tres días.

Ahora hace un año que Eugenio y su familia viven en la calle y, para hacer frente a los días más fríos, cuentan con dos botellas de butano: una que utilizan para cocinar y otra que usan para poner en marcha el calefactor que tienen en el chamizo.

El IMAS activó el pasado 27 de diciembre el protocolo de emergencia que pone en funcionamiento para atender a personas sin hogar cuando se producen situaciones de meteorología adversa y bajan las temperaturas drásticamente.

Actualmente, la entidad tiene disponibles cuatro centros de acogida, distribuidos entre Palma, Inca y Manacor, que están abiertos 24 horas al día durante todo el año y que ofrecen comida, servicios de higiene personal y cama a aquellos que lo soliciten.

Fuentes del instituto han asegurado que «no todos los indigentes quieren ir a un centro de acogida» y han explicado que los hay que acuden a estos espacios solo para comer, otros que solo buscan asearse y otros que pueden llegar a pernoctar ahí durante meses.