Alrededor de un centenar de personas ha realizado este sábado la marcha para mantener la tradición.

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A pesar de los pesares, el sábado hubo subida Des Güell a Lluc a Peu. Pocos marxaires, pero suficientes para impedir que algo tan nuestro dejara de hacerse. Sí, han sido poquitos los participantes, unos dicen 50, otros cien... Da lo mismo el número, que aunque nada tiene que ver con el de años anteriores, han sido suficientes para que perdure, al menos hasta hoy. Que el año que viene, Dios proveerá.

Toni Cuenca, que fue uno de los marxaires, salió con un grupo de unos veinte, pasadas las diez y media de la noche, y llegó el primero a Lluc, encontrándose con la puerta cerrada, «no así la pequeña, que fue por la que entramos». Destaca que «como antes que nosotros salieron algunos más... Pues no nos podemos quejar. Al menos hemos conseguido que esta marxa tan popular no desaparezca».

Esta subida Des Güell a Lluc a Peu se podría calificar también de solidaria, sin agua para abastecer a los marxaires, y sin controles oficiales a lo largo de la ruta por si surgía algún problema, «aunque sí hemos visto muchos coches de la Guardia Civil, lo cual nos ha tranquilizado –señala Cuenca–. Por otra parte, quienes hemos subido nos hemos ayudado unos a otros, ya bien con agua ya bien con alimentos, y en algunos pueblos nos hemos encontrado bares abiertos esperando a que pasáramos por si necesitábamos algo».

La ruta ha sido la de siempre. Salida desde donde estaba es Güell hasta Lluc, pasando por Santa Maria, Consell, Binissalem, Selva, Caimari y Lluc, y a lo largo de la misma no ha habido ninguna incidencia, salvo el sentido solidario que han manifestado los marxaires, todos con chalecos reflectantes y linternas, ni, por supuesto, accidentes».