El apoyo a la prohibición de las corridas de toros es mayoritario, pero no llega a la mitad de la población. El 48 por ciento de los ciudadanos apoya la medida aprobada por el Parlament balear, pero un 39 por ciento se opone a esta prohibición.

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Las medidas de carácter ambiental que están llevando a cabo las instituciones de las Islas son percibidas de forma favorable por la mayor parte de la población de la Islas, según un estudio realizado por el Instituto Balear de Estudios Sociales (IBES) para Última Hora.

Hay un gran apoyo a prohibir que se fume en los coches si en ellos viaja un menor, hay acuerdo mayoritario en limitar los fondeos para proteger la posidonia, se está de acuerdo en prohibir los fiestas privadas en barcos en espacios protegidos y tres de cada cuatro ciudadanos cree que debe limitarse el uso de bolsas de plástico.

Las medidas ambientales cosechan el apoyo de los ciudadanos incluso cuando provocan desventajas o incomodidades para los residentes en las Islas hasta el punto de que el 57 por ciento de los baleares cree que hay que limitar la circulación en coche por espacios saturados de Mallorca, como Formentor. Hay acuerdo en limitar los chiringuitos y hamacas de zonas como es Trenc y una mayoría cree que debe permitirse la entrada a las fincas privadas para poder acceder a los caminos del interior.

Donde ya no hay tanto acuerdo es en algunas medidas que afectan al consumo de determinados productos, como bastoncillos para los oídos o toallitas desmaquillantes, a pesar de que sus efectos sobre el medio ambiente son muy nocivos. Con la propuesta de prohibir las cápsulas metálicas de café hay división de opiniones.

Si las limitaciones relacionadas con el medio ambiente son las que cosechan un mayor respaldo, con las relacionadas con el ocio sucede todo lo contrario. Un ejemplo son las terrazas: el 51 por ciento de la población está en contra de limitar el número de terrazas de Palma y un 50 por ciento cree también que no deben prohibirse las fiestas infantiles en el Parc de la Mar o en Bellver.

¿Y qué pasa con los toros? Un 48 por ciento está de acuerdo en prohibir las corridas, pero hay un 39 por ciento que asegura estar en contra.

División absoluta sobre limitar la entrada de turistas, pero apoyo claro a contener el alquiler turístico

Los ciudadanos de Balears empiezan a pensar que tal vez el turismo ya no sea tan gran invento. Las temporadas de récord, con las playas llenas, las carreteras saturadas y las calles del centro de Palma congestionadas con la llegada de cruceros han conseguido algo impensable hace apenas cinco años: que un 51 por ciento de la población balear crea que ha llegado el momento de poner límites a la entrada de turistas.

La sociedad balear está absolutamente dividida en ese aspecto ya que si un 51 por ciento cree que hay que poner límites, el 49 por ciento restante considera que no hay que hacerlo. Este porcentaje se repite en Mallorca, pero en Eivissa la situación cambia radicalmente porque casi el 70 por ciento de los encuestados cree que hay que limitar la llegada de turistas aunque eso implique menos dinero.

Menorca es la isla con un menor porcentaje de ciudadanos a favor de limitar la llegada de turistas: apoyan esta medida un 41 por ciento frente al 59 por ciento que lo rechaza. Hay que limitar la llegada de turistas para la mitad de la población, pero además hay que poner límites al alquiler turístico y eso lo apoyan dos de cada tres consultados.

El 66 por ciento de la población balear cree que hay que poner coto a esta modalidad de alojamiento, pero en Eivissa el consenso sobre la materia es casi total y el 88 por ciento de los ibicencos apoya las restricciones. De nuevo es Menorca la isla donde hay un menor apoyo a estas limitaciones, aunque también el sentir es mayoritario: seis de cada diez menorquines creen que hay que poner limitaciones. En Palma, donde ya se ha prohibido el alquiler en pisos, el 67 por ciento de la población apoya esta medida de Cort.

No a la ‘imposición’ del catalán

Al margen del apoyo a algunas medidas ambientales, si en algo hay acuerdo mayoritario en la sociedad balear es en el rechazo a exigir el conocimiento de catalán a los médicos y menos aún a los músicos de la Orquestra Simfònica de Balears. Un 82 por ciento rechaza esta última exigencia, mientras que la cifra llega al 75 por ciento en el caso de los médicos.

La normativa sobre el catalán no obliga a los médicos a conocer este idioma, a diferencia de algunas afirmaciones lanzadas desde el sector médico. Cualquier profesional sanitario podrá presentarse a las oposiciones convocadas en el sector médico tenga o no el título de catalán. Quien apruebe tendrá después un plazo de dos años para acreditar el conocimiento del idioma y poder aspirar a la carrera profesional