Jaume Mateu, Jaume Santandreu, Miquel Rosselló y Sebastià Taltavull en Can Gazà. | Jaume Morey

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La gran familia de Can Gazà cuenta con un nuevo e importante apoyo. Por primera vez, un obispo de Mallorca ?en este caso, Sebastià Taltavull? visitó este centro asistencial para marginados. El obispo acudió después a la finca rústica de la asociación para compartir un almuerzo con los voluntarios y las 23 personas que residen en la casa situada en el Secar de la Real. El alma mater del proyecto de Can Gazà, el escritor y exsacerdote Jaume Santandreu, recordó que «siempre es importante que venga un obispo a vernos y ésta es la primera vez que viene uno».

Santandreu, que ha mantenido profundas diferencias con los predecesores a Taltavull por su manera de abordar la marginación social, reconoció con satisfacción que «no me esperaba que viniera el obispo. No ha sido una visita de cortesía, hemos conectado enseguida y la alegría más grande es que se ha comprometido a ayudarnos a arreglar lo que nadie ha conseguido en 50 años: la situación de los enfermos mentales tirados en la calle. Hoy lo nombramos nuestro obispo».

Taltavull ?selló? la paz entre la Iglesia de Mallorca y su ?díscolo? sacerdote: «Para mí, es una gran alegría estar en Can Gazà, me interesaba mucho estar con ellos y no sólo de visita, poder saludar uno por uno a todos los que realizan los programas» y así lo hizo este martes. «La gente de Can Gazà dejará el mundo mejor de como está, ayudan a las personas y acogen a mucha gente que lo necesita. Aquí se funciona amando a la gente, es la mejor inversión que se puede hacer», afirmó con rotundidad el obispo. Por su parte, Jaume Mateu, presidente de la asociación Amics de Can Gazà, afirmó que «hoy es un día grande para nosotros, hacía muchos años que esperábamos una visita como ésta. Es un detalle del obispo, que ha querido pasar muchas horas con nosotros y ha demostrado generosidad, humildad y saber estar con la gente que vive y ayuda a Can Gazà».

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