Los residentes en las Islas siguen siendo los principales promotores de viviendas en rústico, pero ahora representan un 56 por ciento de las nuevas obras cuando hace unos años sumaban el 70 por ciento del total. Las promociones no son ahora para uso propio sino que están ligadas al alquiler. | R.D

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La presión urbanizadora sobre el suelo rústico ya no es exclusiva de los residentes en Mallorca. El Consell ha detectado un aumento significativo de construcción de viviendas en rústico que corresponden a extranjeros o a sociedades que edifican casas con el objetivo de alquilarlas a turistas.

Las estadísticas reflejan este aumento, especialmente elocuente desde el año 2009. Las peticiones de los residentes sumaban ese año el 72 por ciento del total y en 2016 la cifra se redujo al 56 por ciento de todas las peticiones. El resto se reparte a partes iguales entre extranjeros y empresas que quieren construir en suelo rústico con el fin de hacer negocio con el alquiler vacacional.

El año pasado se registraron 291 solicitudes, muy lejos de las 1.289 que hubo en el año 1999. Pese a este descenso, la mejora económica se ha traducido en un repunte en el número de peticiones ya que en 2013 solo se presentaron la mitad de peticiones, un total de 155.