La portavoz de Podemos en el Parlament, Laura Camargo. | Efe

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El sector pablista de Podemos en Palma comienza a tenerlo muy claro. Quieren «animar» a la anticapitalista Laura Camargo para que sea la número uno de la formación a Cort dentro de dos años. Laura frunce el ceño y se desmarca del asunto porque se huele que la quieren apartar del Parlament, donde los pablistas no quieren que se repita el espectáculo de esta legislatura, primero con el afeitado en seco de Xelo Huertas y Montse Seijas, y luego con el calvario que está pasando Alberto Jarabo con el asunto del subarriendo turístico de su apartamento en Son Serra de Marina. Demasiados pepinazos para un Grupo Parlamentario de diez miembros, ahora reducido a ocho con dos expulsadas y a otro al que una mano invisible le ha hecho bailar la yenka.

Corre un tufillo en Podemos de que Laura habría puesto su granito de arena anticapitalista en estos dos cacaos mayores que han padecido. En consecuencia, se imponen cambios «siempre que Laura acepte y esté a gusto». Por un lado «es evidente que la lista de Cort necesita un refuerzo en primera línea. Necesitamos una leona en la proa del barco municipal». Por el otro, es evidente que Podemos aspira a tener dentro de dos años a un Grupo Parlamentario más homogéneo y menos castigado por los traumas. «Con Laura en Cort, todos salimos ganando».

Además, existe la convicción de que Camargo «lo hará muy bien en el Ajuntament». Entiende cómo funciona un semáforo y sabe distinguir un paso cebra de una parada de autobús. Además, haría un papelón en la Festa de l'Estendard. ¿Qué más se puede pedir? «Sería una alcaldesa fabulosa». Lo difícil será convencerla. Es muy dura de carácter. Es una dama de acero inoxidable. Basta que se lo soliciten con pleitesía los órganos de mando del partido para que responda con una rotunda negativa. Su anuencia sólo será posible si se produce un amplio movimiento de las bases. Sólo si los círculos la aclaman aceptará a ocupar despacho junto al reloj en Figuera, que lleva siglos aguantando el tipo sin volverse loco.

Ahora se está estudiando la manera de convencerla, siempre con incienso y calor de masas. Es la única manera. Dirigentes de Podemos se están tomando muy en serio lo que se les viene encima. En otoño habrá congreso para elegir al nuevo secretario general. El pablismo mira hacia la menorquina Mae de la Concha, pero, por si acaso, ya están haciendo en secreto el precalentamiento de un par de tapados. Laura es mucha Laura a la hora de incinerar aspirantes. Esta vez insistirán para mandarla a Cort. En el Parlament necesitan una candidatura bien pensada, estructurada y coordinada y no de aluvión para el reto de 2019. Si la cosa va mal, Pablo podría enfadarse y mandar un par de enviados para poner orden. Articular el futuro pasa por encontrarle el mejor acomodo posible a Laura.