Parte del séquito que acompañó al Àngel en su recorrido. | Pilar Pellicer

TW
12

El de ayer fue, posiblemente te, el Diumenge de l' Àngel más flojo en muchos años. Hacía un tiempo espléndido, pero había demasiadas cosas, especialmente dos: el Día del Libro y un día para irse a la playa. Sin embargo, el programa fue completísimo. Para todos los gustos y edades, además.

Inauguración

El alcalde Hila, que con un grupo subió a pie el ramo entre el pie de la colina de Bellver y el Castell, inauguró, junto con el presidente de la Federació de Asociació de Veïns, la exposición de cuadros del Diumenge de l'Àngel, pertenecientes al fondo pictórico de dicha Federació. Luego se le vio pasear por lo distintos escenarios -también fueron vistos políticos de diversas ideologías- , como los ocupados por las Asociaciones y entidades, o donde tenían lugar los diversos talleres para niños, incluido el de los juegos populares, y el Parc Infantil de Transit de la Policía Local, así como el espacio de Cucorba y La Caputxeta Vermella, a cargo de Teatrix, con los que los más pequeños se divirtieron mucho.

Caballos

La exhibición ecuestre de la Policía local, sección montada, fue otro de los clásico que no podía faltar en una jornada como la de ayer. Seis caballos, tres mallorquines, Buscall, Poderós y Roig, y otros tantos de raza española, Prometeo, Latino y Devoto, hicieron las delicias de niños y adultos con un paso a dos, doma y un carrusel con los seis nobles brutos.

En cuanto al patio del castillo, cabe destacar la actuación musical de Cool Saxophone Quartet, el Combinat de Circ, del Circ Bover, y por la tarde, teatro a cargo de Des-Estable Teatre y la Diada Castellera, con Els Al.lots de LLevant y Els Castellers de Mallorca.

También, por la tarde, pero en la explanada del aparcamiento, se celebró baile en línea, para todos los públicos, y dos ballades populars, al son de Balladors de Lluc y Al-Mayurca. Y para los niños, en el interior del castillo, contacontes.

Y a la una del medio día en punto se inició la Pasetjada del Àngel, y lo hizo al son de A quien le importa, uno de los éxitos de Alaska, a cargo de la banda de música de Camp Rodó. El cortejo se inició a pies de la escalinata del Castell, lo cual originó cierto caos, ya que sus miembros se mezclaron con el público que allí se había concentrado para verlo.

Por la tarde, continuó la fiesta con otras actividades.