José María Rodríguez. | Guillermo Esteban

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El PP vive un drama interno de auténtico ataque agudo intestinal. Tras la decisión del juez Castro de dar los primeros pero implacables pasos para sentar en el banquillo a José María Rodríguez por el caso Over Márketing, todos los indicios apuntan a que al PP balear se le acerca la suprema decisión de pedirle, «¡aunque sea de rodillas!» que devuelva el carnet del partido. José María está imputado, hay medidas cautelares contra él y se acerca, inexorable, el juicio oral. ¿Dónde quedará el Código Ético del partido en estos tiempos de tribulaciones si no proceden a la expulsión del histórico personaje, motor del PP Palma desde tiempos inmemoriales?

Se dice que en privado el president Vidal y el secretario general Sagreras cantan el Blowin in de wind de Bob Dylan porque no saben cómo salir del paso. «Algo parecido puede decirse de Álvaro Gijón, ya que hay indicios de que tiene el futuro judicial más negro que un temporal de gota fría», se comenta en la calle Palau Reial entre temblores y crujir de dientes.

Pero el objetivo fundamental es Rodríguez. Teóricamente la dura tarea de pedirle el carnet al tigre de Daia Nova corresponde a la nueva y flamante presidenta del Comité de Derechos y Garantías, Núria Riera, que estrenó cargo y mando en plaza hace pocas semanas. Pero a perro flaco todo son pulgas. A la disciplinada Núria ya le ha salido un sarpullido inesperado: la detención de la exconcejal de Cort Irene San Gil, ¡también nombrada integrante de este mismo Comité de personas justas hace unas semanas! «¡Pobre Irene, casi no había estrenado su nuevo cargo, centrado en aplicar el Código Ético, y este código ya se le cae encima de la cabeza!», se murmura en el partido, que cada vez está más azorado, sudoroso y agrio.

Lo evidente es que tras el estallido de la 'operación Sancus' con el cacao del ORA palmesano de por medio, la cúpula del PP es consciente de que «hay que hacer algo, lo que sea, pero algo». Lo malo es que nadie quiere sacar la patita, comenzando por Marga Durán, portavoz del PP en Cort y siguiendo por Miquel Vidal y su entorno. Es como si se hubieran metido debajo de la cama en noche de truenos y relámpagos.

En el PP se asegura que los actuales escándalos judiciales tienen como objetivo final a José María Rodríguez y que lo «ideal» sería que devolviese el carnet voluntariamente, pero tal deseo no se produce. «¿Cómo le pedimos que se vaya o le damos de baja? ¿Y quién tiene arrestos para irle a ponerle el collar al tigre? Esa es la cuestión. Ni Hamlet las pasó tan canutas cuando formuló su famoso «ser o no ser».