Francina Armengol. | Pere Bota

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La próximo semana tendrá lugar un Debate de Política General de la Autonomía «especial». Francina Armengol lo ha adelantado un mes con toda la intención del mundo. Por varios motivos: el primero es que de este debate debe salir la visualización de que «en Balears hay unión de la izquierda». Así, el debate será el paso previo a aclarar el panorama de cara a la aprobación de los presupuestos autonómicos el próximo otoño.

Porque este «tiempo despejado» tiene una «gran importancia» en lo que va a venir a nivel de toda España después de las elecciones vascas y gallegas el próximo día 25. Justo después, Pedro Sánchez va a intentar ser investido y formar Gobierno con Podemos, con el apoyo de los nacionalistas vascos, parte de los catalanes y Coalición Canaria. Francina, gran aliada de Sánchez, lo sabe y rema para crear las mejores condiciones objetivas posibles de cara a este complejo envite. Quiere prepararle el terreno a su secretario general. Quiere demostrar que un pacto muy parecido por el que trabaja Sánchez «funciona muy bien en Balears».

Esta demostración tiene una lectura interna socialista. Va dirigida sobre todo a la andaluza Susana Díaz y al extremeño Fernández Vara (conocidos como Los Morancos), que empujan para que Sánchez se abstenga y deje gobernar a Rajoy. A Los Morancos no les gusta que baleares, valencianos, catalanes o incluso gallegos (las autonomías que aportan al Estado mucho más de lo que reciben) tengan peso en la calle Ferraz. Ven que un sistema de financiación justo «supondría que algunos perderían un auténtico chollo, que funciona debido al sacrificio de otros muchos». Balears no tiene recursos para inversiones públicas, Andalucía sí los tiene.

Susana Díaz se ha mostrado incapaz de pactar con Podemos en Andalucía y se ha tenido que ir con Ciudadanos, por eso es «tan importante» mostrarle como «en Balears, con otro estilo de hacer las cosas, los pactos de izquierdas funcionan».

Desde esta perspectiva, el Debate de Política General de la semana que viene será un espejo teledirigido a Madrid, a Sevilla y a Badajoz. Será gasolina para un Pedro Sánchez que no se resigna a las terceras elecciones (por las que ya está apostando Rajoy de manera desesperada, sobre todo después del espectáculo Rita Barberá).

Además, Francina lo tiene relativamente fácil, porque la oposición del PP Balear brilla en la actualidad por su ausencia: no tienen líder definido, hay drama interno con la imputación de Rodríguez y Gijón, y su futuro e imprescindible congreso regional no se otea ni en el horizonte. Con estos mimbres, Armengol podrá oficiar una ceremonia de unidad...«con la mirada puesta aquí y en el futuro Gobierno de Madrid».