Javier Salinas es ya obispo auxiliar de Valencia. | Teresa Ayuga

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El hasta ahora obispo de Mallorca, Javier Salinas, se despide, después de que el Papa Francisco haya aceptado su renuncia, en una carta dirigida a los diocesanos de Mallorca, en la que manifiesta su «profundo agradecimiento» y, al mismo tiempo, pide disculpas si «algún defecto ha ofendido a alguien» o le ha dado «motivos de preocupación».

«En plena conciencia de que Dios misericordioso es quien nos perdona y renueva, os ruego que me acompañéis con la oración en esta nueva etapa de mi ministerio episcopal», subraya en su misiva.

Asimismo, en el texto de la misma afirma que presentó su renuncia como fruto de una decisión «tomada libremente, después de haber orado al Señor y asistido por el consejo de personas de criterio humano y eclesial, mirando lo mejor para la Diócesis».

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«Haber sido llamado por Dios a formar parte de la Iglesia y trabajar en ella al servicio del Evangelio en el ministerio sacerdotal y episcopal, ha sido siempre para mí el motivo que ha guiado mi vida», ha destacado.

Además, recalca en la carta que, «por encima de todo», quiere destacar su «profundo agradecimiento a todos los fieles, laicos y consagrados de esta Diócesis querida, especialmente a los miembros de su Presbiterio y al Diáconos Permanentes, a los que intentado tratar de forma cordial y fraterna, buscando los caminos oportunos para la renovación eclesial en el corazón de nuestra sociedad».

Por otra parte, Salinas ha destacado el hecho de que el Papa Francisco haya querido confiarle, «benévolamente», un nuevo encargo pastoral como Obispo auxiliar de Valencia, el cual, según afirma, acepta «con sentimientos de filial obediencia y gratitud al Santo Padre, y de cordial reconocimiento al Sr. Cardenal Monseñor Antonio Cañizares, que quiere que sea su colaborador en su misión apostólica en Valencia».

«Con todos vosotros ruego ya ahora al Señor para que caminéis bien unidos bajo la guía del Administrador Apostólico que la Santa Sede ha designado en la persona de Monseñor Sebastià Taltavull, a la espera de un nuevo obispo que guíe la Diócesis de Mallorca según el corazón del Buen Pastor, y que bajo la mirada de la Virgen de Lluc, crezcáis en la vida cristiana, e iluminados por el testimonio y la intercesión del Beato Ramón Llull en su Año Jubilar», ha concluido.