Francina Armengol. | Efe

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Mariano ha obrado el milagro. Un PSIB-PSOE que salió de las elecciones primarias de 2014 lleno de arañazos, moratones, labios partidos y cejas a la birulé, durante el tremendo enfrentamiento Armengol-Calvo, ha cerrado filas en torno a Francina por su «valiente» postura de reclamar a Pedro Sánchez que no ceda ni un ápice para hacer presidente a Rajoy y mantener al PP en el poder.

Parece un milagro de la virgen de Fátima, «pero es cierto». Francina Armengol ha cosechado apoyos entre sectores que le eran abiertamente hostiles hace menos de dos años: najeristas, gente próxima al veterano Emilio Alonso, calvistas de las agrupaciones de Palma...Todo eso se está convirtiendo en pasado. La firmeza de la presidenta inquera ante Pedro Sánchez está recogiendo sus frutos. Ya se vio en las pasadas generales del 26-J, donde Armengol salió reforzada gracias a que en su partido vuelve a respirarse oxígeno unitarista.

Otro aspecto importante que conduce a sanar viejas heridas es la contundencia del Consolat a la hora de denunciar la discriminación que padecen las Balears en materia de financiación. Este es otro camino que conduce a la unidad interna. Francina está logrando que el discurso de los socialistas isleños sea cada vez compacto, sólido y avance en la misma dirección. Está calando el mensaje de que Madrid exprime a las Balears sin remisión y que eso perjudica sobre todo a las clases medias y trabajadoras, así como a los segmentos marginales. Mientras más de un 5% del PIB se marche para siempre a la Castellana se hace muy difícil hacer política social e integradora.

Tal coyuntura conduce «indefectiblemente» a impulsar desde Balears el objetivo federalista. Armengol ha sido la presidenta autonómica más partidaria de articular un pacto de izquierdas con Podemos y con otras fuerzas nacionalistas para gobernar España. Y para afrontar de cara y con coraje el problema catalán. Pedro Sánchez está maniatado porque Susana Díaz y algunos barones que controla se niegan en redondo. Pero la incapacidad de Mariano Rajoy de no poder entenderse ni con su sombra y la decisión socialista de no pactar con él vuelven a fortalecer la postura de Armengol, «al menos a nivel teórico».

El viento se le ha puesto de cara a la actual presidenta, dentro y fuera del PSIB. Hasta las encuestas le hacen la reverencia.