La vigilancia de Consum aumentará en mercados como el de Pere Garau, donde se vendieron los pantalones del accidente. | Redacción Digital

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El caso de la mujer que lleva cuatro meses hospitalizada tras acercarse a una estufa con unos pantalones modelo Cool 8502 ha movilizado a la Dirección General de Consum. Su máximo responsable, Xisco Dalmau, afirmó este viernes que no sólo se ha retirado del mercado este modelo, sino también todos los de la marca Cool Collection después de haberse demostrado que el etiquetado «no se corresponde en absoluto con la realidad».

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Dalmau destacó que «hemos comprobado que la empresa que comercializa estas prendas tiene su domicilio social en Madrid. Otra cosa es que la confección se haya realizado fuera de las fronteras españolas, como sospechamos, pero su registro legal está en España».

Lo cierto es que este suceso ha incrementado los controles por parte de la Direcció General de Consum. Dalmau indicó que «no solo extremamos la vigilancia en mercadillos y tiendas, sino también de los productos que se venden a través de internet. Nuestra principal exigencia es que lo que se vende este de acuerdo con el etiquetado». En el caso de los pantalones que se compró la mujer accidentada quedó demostrado que la etiqueta era «una tomadura de pelo», según afirman sus propios familiares. Al final sólo había un tres por ciento de algodón en los pantalones. El resto era plástico. La mujer se acercó a una estufa. Los pantalones quedaron intactos, pero ella sufrió quemaduras de gran importancia». En Consum son conscientes de que es muy probable que estos pantalones procedan de algún país asiático, pero legalmente la cuestión es muy complicada.