Aina Aguiló. | A. GIL

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El incidente de Son Termes del pasado día 18 con el cruce de frases descalificatorias entre el secretario general del PP. Andreu Ferrer, y la activa militante Aina Aguiló, mano derecha de Mateu Isern en la campaña electoral en Palma, puede convertirse en un torpedo contra el presidente, Miquel Vidal, al que algunos sectores del partido, incluidos no pocos rodriguistas, califican de «debilucho e incapaz de poner orden».

Lo cierto es que Andreu Ferrer expresó su intención de empapelar a Aina Aguiló en la reunión del comité de dirección del PP del pasado miércoles en presencia de Miquel Vidal, que se quedó boquiabierto. Ferrer cumplió su advertencia y ha puesto el asunto en manos del Comité de Garantías, que preside Antoni Deudero, muy próximo a la corriente crítica Hablan las Bases. En este Comité, que deberá juzgar políticamente a Aguiló, hay militantes de diferentes tendencias, incluidos rodriguistas, en su casi totalidad juristas. «Habrá que ver qué ocurre porque según cómo vayan las cosas el que saldrá desautorizado es el presidente Vidal, que ha tratado de poner paz y que todo se solventase con un apretón de manos. Pero no ha sido así», afirman fuentes del partido.

Vidal mantuvo reuniones la mañana de este lunes tratando de apaciguar las aguas. Sin embargo, por la tarde el secretario general señaló que mantiene la denuncia contra Aina Aguiló ante el Comité. Este choque de Son Termes, donde Aina Aguiló calificó a Ferrer de «rodriguista» y «sectario» y asegura que éste la calificó de «sinvergüenza». extremo que niega Ferrer, se produjo porque la militante isernista colocó tarjetas con nombres de militantes en las mesas de Son Termes donde debía celebrarse la velada navideño-electoral. Eso enfadó a Ferrer y la cosa acabó a improperios y presentación de denuncia ante el Comité de Garantías.

Sin embargo, «el trasfondo es otro. En toda esta movida se nota un intento de debilitar aún más a Miquel Vidal, que ha intentado mantener durante estos meses un papel contemporizador y bonachonista entre regionalistas, rodriguistas y antiguos partidarios de Bauzá, que ya no se puede sostener por más tiempo. Veremos a donde nos conduce esta debilidad, ahora que los procesos congresuales se alejan porque en Madrid Rajoy tiene que hacer el primero y ni quiere ni puede convocarlo por ahora».

Ahora está en manos de Deudero decidir el empapelamiento definitivo de Aina Aguiló. Es toda una medición de fuerzas. No hay duda de que Miquel Vidal desearía que la cosa no fuese a mayores y darle dulce carpetazo al espinoso asunto. Pero esta vez «su carácter conciliador y de hacer bromas donde se quema el bosque puede no ser suficiente. Los ánimos están muy encrespados, los rodriguitas están heridos y los de Hablan las Bases, cada vez más activos. Es posible que esta vez los órganos del partido no actúen conforme a los deseos del presidente que viere poner vaselina donde hay tachas y cuya parsimonia no hace otra cosa que empeorar la situación».