Álvaro Gijón junto a Mateu Isern. | Pere Bota

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El desprecio de la cúpula de Génova a Álvaro Gijón no tiene parangón en la historia del PP Balear. La Junta Regional le aceptaba como número cuatro al Congreso, pero Madrid ha cortado por lo sano, sin manías. La número cuatro será Mariona de Calvià, que sacó una miseria de votos en la junta insular. Alvaro es el secretario general de Palma, además de diputado autonómico y concejal. «Pero le han tratado como a un pingajo. Es injusto», dice, indignado, un rodriguista. Pero los números son los números. El PP perdió en Palma 33.000 votos en las pasadas municipales.

Además, se habían extendido rumores de que habría guerra sucia contra Isern en forma de dossiers. «Todo se estaba volviendo demasiado turbio», dice otra fuente.

Rumores a mansalva ...Uno indicaba este martes de pasión que un pez gordo rodriguista podría verse implicado en una pieza separada del caso Son Espases, concretamente por el párking...Rumores. O más bien: tambores de guerra. Isern y sus partidarios saben que tienen que jugar muy fuerte para desmontar el rodriguismo, asentado en la práctica totalidad de los distritos de Palma. Y lo que es más importante: conocedor de todos los secretos del PP, incluida la financiación. «Rodríguez lo sabe todo de todos. Todo, todito, todo, como en la copla. Si quiere, aquí baila hasta San Juan Evangelista».

Y lo peor es que sólo falta poco más de un mes para las elecciones generales. ¿Qué pasará si el aparato rodriguista se inhibe a la hora de ponerse a trabajar para cazar votos? ¿Qué pasará si parte del electorado, huérfano de calor militante, decide votar Ciudadanos? Isern tiene muy poco tiempo para potenciar su aparato y hacerlo visible en todas las barriadas. Lo están intentando. Una destacada isernista ha afirmado la noche de este martes: «Algunos afiliados del Ensanche y de la periferia de Palma ya ven que Rodríguez está acabado y se están pasando a nuestras filas». El reto final es el proceso congresual del 2016. Allí se verá si el rodriguismo se mantiene cohesionado, pero las explosiones controladas para volarlo ya han comenzado.

La incógnita es el contraataque rodriguista. ¿Hasta qué hondura clavará la espada de la venganza? «Hasta que punto será capaz de llegar o se obrará el milagro y comprenderá que no vale la pena seguir con una guerra perdida».