Miquel Ramis, junto a Cati Soler y Mateu Isern | Pere Bota

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La designación de Mateu Isern como número uno al Congreso por el PP ha supuesto un severo varapalo para José María Rodríguez y su tropa, pero sobre todo la definitiva sepultura política para José Ramón Bauzá. El expresident hizo acto de presencia en el santo encuentro más estirado que un sereno (para votar contra Isern, naturalmente). Pero nadie le hacía puñetero caso. Pasaban de él aunque le dedicasen alguna sonrisita de conejo cuando pasaban cerca. «Ha de ser muy duro designar una junta directiva insular de 166 miembros y que te rehuyan».

Lo más humillante para Bauzá fue que importantes dirigentes de Calvià votaron por Isern. El caso más significativo de paso del Rubicón para unirse a las fuerzas regionalistas fue el de José Manuel Ruiz, al que Bauzá había mimado. Primero le nombró director general de IB3 y luego candidato a la alcaldía de Calvíà a pesar de que arrastraba una imputación, hecho que para otros políticos del PP supuso su tumba política. Bauzá demostró auténtico cariño hacia José Manuel, pero finalmente tanto él como sus seguidores han optado por el pragmatismo regionalistas, conscientes de que corren nuevos vientos en el PP.

Sin embargo, unos poquitos de la Part Forana si votaron por Gijón, lo que se interpreta como la última prueba de lealtad hacia Bauzá. Es el caso de David Alonso, candidato del PP a la alcaldía de Pollença que salió trasquilado y rasurado en las urnas. Enfrentado a Tomeu Cifre, que fue apartado por Bauzá teóricamente porque estaba imputado y en la práctica porque se opuso a su política lingüística, el bueno de David no tiene en estos momentos donde agarrarse. Sólo le quedan los rodriguistas de Palma para intentar salvar los pocos muebles que le quedan. También el entorno del inquero Rafa Torres no hizo ascos a Gijón. En este caso no fue por lealtad. «Sólo se entiende por el pánico que le tiene Rafa a Pere Rotger, que dio su apoyo explícito a Isern».

En conjunto, los dados ya están sobre la mesa. Los fortines rodriguistas resisten en Palma excepto en el Casco Antiguo, donde Isern es el amo, protegido por el paraguas de Tito Fiol y sus partidarios. Pero fuera de Palma Rodriguez&partners son carne de cañón. El regionalismo con Biel Company a la cabeza está tomando el mando y ya se perfila como ganador del congreso regional del año que viene. El problema de Company es cómo dinamitar Fort Rodríguez y conseguir que Fiol se convierta en presidente del PP-Palma. quí queda mucho tomate por cortar. En este empeño fracasaría hasta la estatua de Jaume I de Plaça de Espanya. A Company no le hace ninguna gracia conseguir la presidencia regional y cada día tener que ir a una sede cuya planta baja está controlada de punta a punta por los rodriguistas, donde todo son orejas y miradas de saloom del far west. Company tiene un apellido casi igual al de Lluis Companys, president de la Generalitat en los años 30, Desde sus tiempos de estudiante, Companys tenía un apodo: El Pajarito. Y eso es lo que asusta a Company, Tener que entrar en la sede del partido en Palau Reial e irse escaleras arriba hacia su despacho como un pajarito: rapidito, sin hacer ruido, sin molestar a nadie y después a largarse con viento fresco si la cosa se pone fea, expuesto cada minuto, cada segundo, a las fauces rodriguistas.

Solidaridad forana

Otro factor es clave: la Part Forana del PP está más unida que nunca. Se han conjurado para no tener que soportar jamás a otro José Ramón Bauzá. La prueba es que para el senado votaron a gente forana catalanoparlante, campechana y de su misma cuerda sin mirar ni su pasado ni su procedencia. Uno de los elegidos fue Miquel Ramis, que está más gastado que el toro de Osborne de la carretera de Manacor. Pero es uno de los suyos y con eso basta. La otra es Cati Soler, la popular Carreixeta de Felanitx. Carreixeta es en realidad un submarino rodriguista muy bien pensado, armado y situado. Pero eso no importó a los forans. La votaron porque es simpática como ella sola y más de pueblo que sor Francinaina Cirer. Habla un catalán de Mallorca que enamora y a su vez destroza la lengua de Cervantes cada vez que intenta juntar cuatro palabras en este idioma. Para los forans eso es oro puro.

La designación de Cati Soler dejó fuera de la candidatura a Antònia Fornari, palmesana y complemento senatorial de Mateu Isern. Pero en el cónclave popular quedó claro que Isern barrió a Gijón no por por guaperas, ni por cazavotos, ni por llonguet. Ganó porque en su día fue víctima de Joserra y porque ha demostrado ser hombre de una pieza y no un giracasacas. Por eso tantos están con él. Porque la votación del miércoles fue en realidad el entierro de Bauzá.