José Ramón Bauzá y Miquel Vidal. | Jaume Morey

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«Tanta opacidad tenía que acabar mal: La culpa no es de Lorenzo, sino de quien se lo consentía, José Ramón Bauzá». Así se expresa un antiguo dirigente del PP, molesto porque el partido tenga que renegociar la deuda de su suntuosa sede de Palma por sus actuales problemas económicos tras la derrota electoral. Las críticas se escuchan en privado en dos lados, en el siempre activo sector regionalista y entre algún miembro del Grupo Parlamentario. Se está perdiendo el miedo.

Dentro del PP se recuerdan ahora mucho las palabras de José Ramón Bauzá pronuciadas en 2011, año en que fue elegido president por mayoría absoluta: «No pagaremos comidas superiores a 20 euros». Frases como ésta le sirvieron para mostrarse ante los suyos como «el Ave Fénix de la austeridad». Poco después ascendia al contable Lorenzo García Moll a la categoría de gerente del partido con poder omnímodo sobre los números. Lorenzo es un sarcófago en cuestiones dinerarias. «No dice ni media y se llevará los secretos de la era Bauzá al mausoleo».

Lorenzo sigue ejerciendo hoy día de intocable gerente una vez que Bauzá se ha visto forzado a abandonar el barco de la presidencia tras la debacle del 24-M. Está en una posición privilegiada. Cobra alrededor de 3.000 euros públicos al mes como asesor del Grupo Parlamentario, cuando su trabajo se centra exactamenteen el partido. Ocupando esta plaza, «se la quita a otros militantes que sí están preparados para asesorar a nuestros diputados».

Pero hay más: miembros del PP están investigando si, aparte, «podría ser que Lorenzo perciba otro sueldo que le llega de la calle Génova. Como es tan opaca la cúpula, la única manera de saberlo es investigando». Se sabe que entre 2010 y hasta que José Ramón fue nombrado president del Govern, García Moll «cobraba una soldada de Génova de unos 2.000 euros mensuales. La duda es si siguió percibiéndolos cuando entró en nómina del Grupo Parlamentario una vez que recuperamos el poder en 2011 y hasta nuestros días, gracias al apoyo de Bauzá. Lorenzo ha de explicarse con pelos y señales».

El movimiento «pro cuentas claras» está creciendo en el seno del PP. Muchos militantes saben que «eso de no pagar comidas superiores a 20 euros olía a cuento chino. Era carnaza demagógica destinada a las bases. El sanedrín de Bauzá comió y bebió a quijada a todo batir en muy buenos restaurantes durante mucho tiempo».

Ahora que hay que renegociar la deuda de la sede, en el PP se hablá muchísimo de «las comilonas» con Bauzá de cap de taula en las que participaban al menos tres de sus más directos allegados en el Govern y el Consolat, así como el por entonces secretario general Miquel Vidal; el coordinador del partido Biel Matas, marido de la por entonces consellera Núria Riera, y el propio García Moll, «que era el que pagaba». Críticos del PP dicen: «¡Y un cuerno que sólo se gastasen 20 euros por barba. Allí desaparecía la austeridad que después tanto predicaban!».

Lo cierto es que ahora no hay dinero y que García Moll sigue en su puesto de gerente cobrando sueldo público. El tam-tam exigiendo transparencia está creciendo en las filas populares. «Pero aún es pronto para que nadie levante la voz en la junta directiva que se celebra el próximo lunes». Y en todo caso «el leal Lorenzo seguirá siendo un sepulcro». Crece el malestar popular por este asunto.